¡Bien hecho! Bravo, bravísimoooooooooo.
Esta historia es fácil de resumir: dos ladrones llegaron a asaltar a una pulpería sin imaginarse que el dueño les pegaría una cachimbeada de PADRE Y SEÑOR mío.
Bin, bin, bin, sonaron los macanazos que el pulpero de la colonia Pueblo Nuevo de Tegucigalpa les dio a ambos uñudos.
“No es la primera vez que me robaban -contó este héroe urbano-. Querían hacer lo mismo pues pensaban que solo estaba mi esposa, pero yo estaba esperándolos para darles su merecido”.
Pero no le bastó con la marimbeada, sino que los amarró y les quisó meter fuego, pero los vecinos los controlaron y lo convencieron de que era mejor llamar a la Poli.
Así que aplausos al pulpero anónimo que les aplicó a las cacos aquel refrán de “iban por lana y salieron trasquilados”.
¿Y vos qué opinás de esta historia?
