¿La política salpica el legado deportivo de Ana Joselina?

Todos nos enamoramos de Ana Joselina Fortín en los Cuartos Juegos Deportivos Centroamericanos de Tegucigalpa 1990.

Su sonrisa perfecta, el color de su piel, los brazos que parecían partir la piscina como Moisés con el Mar Rojo, y ganó cinco medallas de oro, dos de plata y tres de bronce.

También ganó dos medallas de plata en Juegos Centroamericanos y del Caribe. En total, tiene más de 500 medallas y 60 trofeos los que tiene en su casa.

Luego de varios años de retiro, volvió a la natación y puso en alto el nombre de Honduras al ganar dos medallas de oro y una de plata en el Mundial de Maestros (de 40 a 44 años), realizado en Italia.

El nombre de Ana Joselina siempre ha infundido respeto y admiración.

Su ética de trabajo, su buen nombre, sus éxitos como nadadora, su imagen de mujer honesta y su inteligencia le sirvieron que ella, a pesar de ser de familia nacionalista, se lanzara como diputada por el Partido Anticorrupción de Salvador Nasralla.

El PAC de la bandera de los honestos.

El PAC, la voz que clama por justicia en el desierto.

El PAC que puso a temblar a los partidos tradicionales.

Aún en el difícil campo de la política, Ana Joselina siguió siendo respetada y nadie ponía en tela de juicio cuando hablaba en el Congreso Nacional.

…Hasta que llegaron las elecciones de la nueva Corte Suprema de Justicia, y la deportista gloriosa no siguió los lineamientos del jefe supremo del PAC.

La orden era clara: los diputados del PAC debían enseñar públicamente su voto antes de depositarlo en la urna, pero Ana Joselina no lo hizo.

Eso levantó suspicacias y, en el país de las sospechas y de los rumores, eso significaba, según los simpatizantes del PAC y de Libre, una sola cosa: Ana Joselina se había vendido.

Y como para bajarse el canasto no ha quien les gane, le dijeron de todo: traidora, vendida, sin principios, y un larguísimo etcétera de adjetivos.

Pero no solo le lanzaron insultos: también piedras a su mega gimnasio, ubicado a una orilla del bulevar Suyapa.

Por eso no es de extrañar que Ana Joselina Fortín haya anunciado su renuncia del PAC, pues allí ya no la respetan, no la quieren, no la toman en cuenta.

Claro, no es un rechazo fortuito: que no haya enseñado el voto le pasó factura.

El rumor es que pasará a militar al Partido Nacional. No es oficial, pero todo parece indicar que así será.

Los hondureños, muy dados a olvidar y a ponerse la sotana de sumos pontífices para juzgar, calumniar y ofender, son incapaces de separar a la deportista gloriosa de la figura política.

Es cierto que nadie cuestiona lo que logró en la piscina, pero muy pocos lo mencionan o lo recuerdan.

Será la propia Ana Joselina, con el consejo de su familia, la que decidirá qué camino sigue en política. Sería preferible, quizás hasta por su propia paz espiritual, que se dedicara a sus empresas y a sus tres hijas, porque las aguas de la política son peligrosas y turbulentas, incluso para una nadadora experimentada como la diputada del PAC.

Pase lo que pase, hay algo que queda claro: nadie le puede quitar los méritos de sus éxitos deportivos.

Traidora para muchos; para otros, Ana Joselina Fortín seguirá siendo aquella muchachita de la sonrisa perfecta de la que nos enamoramos hace 26 años…