Omar Flores es un periodistas sin manos. Pero eso no lo detiene ni lo acompleja. “Las manos del Señor -dice-, son las mías y me sostienen”.
Periodista de profesión, es un ejemplo de superación. Porque nunca se doblega, a pesar de que a los 16 años, mientras ayudaba a construir la casa de sus padres, cayó sobre un alambrado de alta tensión. Una semana después, lastimosamente, perdió sus manos, aunque su fe y la fuerza de su corazón quedaron intactas.
¿A qué se dedica?
Soy periodista graduado, pero me dedico a educar a este pueblo que no le gusta leer, con esto le doy de comer a mis hijos.
¿Cómo se siente ahora?
Las manos de Dios son las mías, Él me ayuda yÉl me sostiene. En octubre cumplo 30 años de no tener mis manos y Dios es el que guía mis pasos.
¿Cuál es su libro favorito?
Los míos son los de historia y literatura clásica.
Una vida normal es la que lleva Omar justamente al lado de la secretaría de Salud, vendiendo libros cuyos precios van de los cincuenta hasta los trescientos lempiras.
Con lo que le queda de sus brazos, Omar organiza y carga cada libro para mostrarlo y tratar de ganarse un par de lempiras para seguir en este campo de batalla.
“Me siento mejor cuando me compran que cuando me dan por lástima”. Ese es su lema.