Por ALEJANDRO SÁNCHEZ/San Pedro Sula
Lo último que supimos del caso del asesinato de Arnold Peralta fue lo que un alto oficial de la Policía le reveló a RadioHouse.
“Fue un crimen pasional”, dijo el oficial.
Eso fue en abril y desde entonces, el caso, como miles más en Honduras, marcha entre la lentitud y la negligencia.
En enero, Elvis Guzmán, vocero del Ministerio Público en la costa norte, aseguró que “El caso está en estricta confidencialidad para no entorpecer las investigaciones?
¿Entorpecer? ¿O torpeza?
Las redes sociales, que son, al parecer, más veloces y eficaces que nuestros investigadores, hablan que al jugador de la Selección Nacional y del Olimpia lo mataron por encargo.
En ese mismo mes de enero, policías y fiscales realizaron una redada en el popular Barrio Ingles de La Ceiba. Minutos más tarde presentaron al menos ocho personas acusadas de ser sospechosas de su involucramiento en el asesinato del jugador.
Pero después de eso no volvimos a saber nada. ¿Eran culpables? ¿Fue puro show? ¿Los dejaron libres?
El propio ministro de Seguridad, general Julián Pacheco, dijo, menos de una semana después del asesinato, que “EL CASO LO TENEMOS RESUELTO EN UN 80 POR CIENTO”.
¿Y por qué les ha tomado tanto resolver el otro 20 por ciento?
Peralta fue asesinado el 10 de diciembre, y aunque es considerado un CRIMEN DE ALTO IMPACTO, pero han pasado casi once meses y seguimos a la espera que nos presenten al responsable de planificar el asesinato y al sicario que lo cometió…