Su nombre es Ben Ben y ya había perdido toda esperanza. Con muchos problemas de salud y una tristeza evidente, este gatito estaba listo para que le dieran jabón, hasta que una pareja lo adoptó y su semblante y salud cambiaron a partir los primeros 60 minutos en su nuevo hogar.
Había llegado a un refugio animal con los peores pronósticos de salud. Después de haber sido atacado por un animal más grande, el gato tenía problemas en la espina dorsal, heridas profundas y una oreja dañada.
En algún momento fue adoptado por una familia que al final lo regresó porque no podían con los cuidados que Ben Ben requería. Desde ese momento, su salud y ánimo empeoraron.
Su situación era tan crítica, que el veterinario del refugio ya había descartado la posibilidad de que el felino volviera a caminar. Añadido a esto, tenía una mirada de dolor y tristeza que los mismos doctores programaron su eutanasia para evitar que continuara sufriendo.
Una trabajadora del refugio se enteró de la situación e intervino para evitar la muerte programada del gato. Ella y su esposo llevaron a Ben Ben hasta a su casa y después de una hora de cuidarlo y atenderlo, ya caminaba y curioseaba por los rincones de la casa; el cambio anímico fue inmediato.
“Aun cuando dijeron que Ben Ben no volvería a caminar, él se ve determinado a probar que se equivocaron: no solo camina, también corre e incluso salta pequeñas distancias. Nadie pensaría que es el mismo que salió del refugio. Es nuestro pequeño guerrero”, agregó su nueva dueña.
