El Poder Judicial empacará corruptela, negligencia, apatía, inoperancia y tortuguismo en su maleta y se tomará unas “merecidas” vacaciones de fin de año.
Sarcasmo: la justicia hondureña anda tan bien (y a eso hay que sumarle que no hay mora judicial), que jueces y fiscales y se la dan durante dos semanas y regresan hasta en enero.
¡Felicidades!
Eso significa que miles de hondureños privados de libertad, como el estudiante Kevin Solórzano, pasarán el 24 y el 31 de diciembre en la cárcel.
El Poder Judicial se hartará de cerdo, tamales, rompopo y guaro, mientras aquellos que esperan que la justicia les resuelva sus casos, seguirán encerrados.
¿Qué bonito, verdad?
El caso de Kevin se ha atrasado más de lo esperado por culpa de los fiscales (algunos han alega enfermedades y no se han presentaron, luego hubo cambios de fiscales, y así se la han llevado, atrasando el juicio en lo que parece una acción deliberada y desesperada.
Las alegaciones fueron programadas para el 13 de diciembre, pero como la defensa de Kevin, que ya lleva dos años preso, pidió al menos tres sesiones para evacuar las pruebas y desbaratar la pobre estrategia de la parte acusadora, misma que está basada en chismorreo y rumores, según confesó uno de los propios testigos, la Sala II del Tribunal de Sentencia suspendió el juicio alegando que tiene la agenda judicial llena.
¡Dios mío! ¡Trabajen horas extras entonces!
A eso hay que sumarle el acostumbrado parón de fin de año de los operadores de justicia, quienes se van durante dos semanas, porque como la cosa anda color de rosas en el país, pueden darse el lujo de vacacionar.
Así que no hay de otra para Kevin: el 24 y el 31 los pasará en la cárcel de Támara. Y será hasta el otro año (si Dios lo permite, porque aquí solo un milagro hará reaccionar a estos inútiles que manejan la justicia del país), que se sabrá si queda en libertad o lo declaran culpable.
