Si querés ponerte bien a p… ¡Hacelo en tu casa! Pero no manejés porque le podés desgraciar la vida a alguien, como sucedió ayer con un choque en el bulevar Fuerzas Armadas.
La Policía confirmó que había botellas de alcohol en el carro que provocó la tragedia.
Raúl Martínez, padre de una niña de cuatro años y de un niño de siete meses, iba a su trabajo a las 5 de la mañana cuando su vehículo fue embestido por un Nissan que se saltó la mediana.
Según el parte de Tránsito, los ocupantes de la Nissan había bebido. De las tres personas que venían allí falleció uno.
Dos muertos y familiares con los corazones destrozados por el dolor por culpa de la irresponsabilidad de unos tipos que se pusieron a beber y luego condujeron a exceso de velocidad.
“Salimos a comer y luego ellos se tomaron unas cervezas”, dice el hermano de Jancarlo Medina Castro, quien es el otro fallecido.
“Eran las dos de la mañana cuando decidieron salir de la casa… Ya iban en estado de ebriedad pero aún así se fueron”, agregó el hermano de Jancarlo en declaraciones a la prensa.
¿Hasta cuándo?
¿Qué hará Tránsito?
¿Por qué no ponen medidores de velocidad en los bulevares y anillos periféricos y a aquellos que exceden la velocidad les decomisan la licencia?
Porque estamos hablando que un timón en manos de un imbécil y de un borracho es tan peligroso como una pistola. Igual de letal.
Los borrachos no entienden. Les vale. Envalentonadas por el alcohol, no hay nada que los haga desistir de la temeridad de conducir en estado de ebriedad.
De homicidio culposo, la ley debería elevar la drasticidad de la pena para aquellos que, ingeridos de alcohol (o que anden bien a maceta, para decirlo en otras palabras), sigan provocando muertes en nuestras calles.
Borrachos: háganos un favor. ¡Mejor tírense de un barranco y dejan de joderles las vidas a los demás!