¡Descarado! Mario Zelaya le manda “bendiciones al pueblo hondureño”

Antes de ser sentenciado en el primero de siete casos que hay en su contra, el hermano Mario Zelaya, principal sospechoso de la robancina del Seguro Social, mandó un mensaje que le revuelve el intestino a cualquiera.

“Quiero enviar al pueblo hondureño una bendición por parte del Señor y que la Virgen María cubra con su manto a toda la familia de Honduras”.

Esas fueron las palabras de quien compró -según la acusación de la Fiscalía-, condominios, vehículos de lujo, armas, y viajó, comió a lo lindo y se hizo de novio de una cabaretera chilena.

Pero si Mario Zelaya no confiesa, no ante Dios Todopoderoso, sin ante la opinión pública, cómo fue el saqueo al Seguro Social, y quiénes más participaron; si tampoco pide perdón, poco o nada le creeremos su fachada de cristiano convertido.

Porque aquí estamos hablando que muchos hondureños murieron porque no había medicamentos. No se trata de coritos, de ponerse a llorar con los salmos, de dar gritos de “¡Aleluya, aleluya!”, o de “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”.

Cualquiera se da golpes en el pecho, pero no es cualquiera, porque para eso hay que estar genuinamente arrepentido, de pedir perdón.

Dice el hermano Mario que todo se trata de un show mediático, y que más bien el Seguro se fortaleció bajo su gestión. ¡Cómo no, Chon!

“No hubo tal despilfarro de siete mil millones de lempiras ni tal robo”, dijo el hermano.

Niega así, con frialdad y hasta cinismo, que miles de hondureños sufrieron la angustia de no encontrar los medicamentos que les podían salvar la vida, o que muchísimas operaciones quirúrgicas no se realizaron porque no había oxígeno, anestesia, hilo de sutura, gasas, analgésicos…

¿O eso también es mentira, hermano Mario?

En todo caso, el hermano Mario ya perdió el primero de cinco casos que pasaron a juicio oral y público: almacenamiento de armas prohibidas.

En enero se sabrá cuántos años de cárcel le caen al doctor Mario Zelaya. ¡Amén, amén y amén!

FOTO: DIARIO LA PRENSA