El amor de un padre por sacar adelante a su familia. Una lucha conmovedora, minuto a minuto, hora a hora, día a día…
Como la de Adbul, un refugiado sirio que vive en Beirut, Líbano. No sé la fecha de la historia, pero es actual. Un hombre que abandonó su país huyendo de la guerra.
Se parece a la historia En busca de la felicidad. Con ocho bolígrafos en su mano trata de ganarse unos centavos para alimentar a su hija.
Se sabe que era gerente de una fábrica de chocolates, pero que la guerra en Siria (que ya 220 mil muertos), lo hizo abandonar a su país.
No tiene casa y duerme donde lo agarra la noche, y camina por Beirut tratando de vender los bolígrafos.
“Paso despierto toda la noche para cobijar a mi hija del frió…Cuando ella se despierta comienzo con mi tarea de vender los bolígrafos de tinta azul”, cuenta Addul.
La historia llevó a una campaña iniciada por un activista noruego (Gissur Simmonarsen), en las redes para reunir 5 mil dólares para ayudar al hombre y su pequeña hija de tan solo 4 años.
La meta fue alcanzada en solo 30 minutos. Y aún más: se llegó a los 80 mil dólares. Abdul, al darse cuenta, lloró desconsolado.
Abdul y su hija viven hoy bajo un techo digno. La pequeña ahora va a la escuela. “Con parte del dinero ayudaré a otros refugiados”; dice.
“Gracias a todos por su generosidad, pero sobre todo gracias por regresarle la sonrisa a mi hija…”, dice Abdul.