¡Estamos en la generación de legionarios perdidos!

Es una verdad aterradora que ya no tenemos aquellos legionarios que metían miedo. Aquellos jugadores que donde iban los reconocían porque sabían de la calidad y del buen comportamiento que tenían con sus equipos y la selección.

Se terminó aquella época de legionarios de oro que le cambiaban la cara por completo a un juego eliminatorio. Tan solo el nombre ya ponía a temblar a los rivales. ¿Se acuerdan?

Ya no contamos con Muma, con Elvis Danilo Turcios, con Amado Guevara, Rambo de León, Carlos Pavón, David Suazo, Edgar Álvarez, Carlo Costly, Mago Palacios, Noel Valladares que aunque no salió del país, entregaba todo por la H. Se nos fueron las glorias hondureñas que resolvieron dos eliminatorias jodidamente duras y clasificamos de manera directa a dos Copas del Mundo consecutivas.

Si bien es cierto, el mundial fue un desastre, pero tuvimos la dicha de ver a Honduras en la justa futbolística más importante del mundo. También pegamos vistas en el álbum de Panini.

Ahora ya no hay de esos jugadores brillantes. Con la locura de Rambo, con el liderazgo de Amado Guevara, con la frialdad de Pavón, Suazo y Costly para resolver un partido.

De esa importante camada de legionarios aún quedan en la cancha, Maynor, Emilio, Espinoza y Najar. Costly está pero no quiere ir a la H por diferencias claras con Jorge Luis Pinto.

Situaciones por analizar: ¿Están contentos los jugadores con el técnico colombiano? ¿Hay confianza mutua entre jugadores y cuerpo técnico? ¿Son los jugadores que no tienen el talento para enfrentar esta competencia de primer nivel?

Para mí, en este momento Quioto, Elis y Lozano no son de la talla de los delanteros que tuvimos años atrás, ni siquiera se acercan al nivel. A los 20 años Suazo ya era una estrella en el Cagliari.

Elis tuvo una tarde malísima, dribla y define mejor Rasquinha y no lo pongo en duda. Estamos pasando por una generación que no da la talla para salir con cabeza fría y poner nerviosos a los rivales.

Rusia está a 11,422 kilómetros de distancia de Honduras, pero hoy, se ve más lejos que nunca.

Estamos en la generación de los legionarios perdidos.