Por SAÚL CARRANZA
En Danlí son las tres de la tarde y el calor es intenso, sofocante, apenas se puede respirar. Los 35 grados hacen que la manteca se derrita en un abrir y cerrar de ojos.
El estadio Marcelo Tinoco luce lleno y en las graderías se ven los hinchas pintados de blanco, rojo y azul, es la Ultra Fiel.
Es una fecha especial, pues Olimpia se está enfrentando ante el Estrella Roja en los cuartos de final de la Copa Presidente.
OLIMPISTA DE CORAZÓN
En una esquina se encuentra Ronal Hernán Rodríguez Herrera de 18 años de edad. Porta una gorra y camisa del Olimpia, una cadena de plata, un reloj. Anda en una una silla de ruedas prácticamente desde que nació.
Ronal me dice que es Olimpia de corazón, quizás más que el presidente José Rafael Ferrari, y que sueña con ser abogado o entrenador de fútbol, y que daría todo por tener el palcer de poder patear una pelota.
Es ameno, simpático, aunque en tono cansino me cuenta que sufre de una enfermedad que se llama osteogénesis imperfecta, que es un trastorno genético en el cual los huesos se fracturan con facilidad.
“He perdido la cuanta de cuantas veces me he fracturado. Esta enfermedad es hereditaria y mis huesos son como de vidrio. Ese ha sido mi mayor obstáculo”, dice sin perder la sonrisa.
“Cada día hay que levantarnos con optimismo y agradecerle a Dios por un día más de vida”, relata y vuelve a sonreír.
SU SUEÑO
La plática se detiene, porque Roger Rojas lleva la pelota y entra al área chica, hace un amague, hace otro… está frente al marco, solo. El Ro-Ro le pega y el balón se va para el cielo; Ronal se queda con el grito de gol en su garganta, aprieta fuerte los nudillos y prosigue: “mi sueño es graduarme y seguir en mi carrera; quiero ser abogado”.
El estudiante del Instituto Hondureño de Educación Por Radio (IHER) me dice que se transporta a diario en un taxi y que se tarda dos horas en llegar.
“La vida es dura, pero hay que seguir. Siempre tenemos que mirar para adelante y nunca para atrás”, destacó con otra sonrisa.
Pero eso no es todo. Ronal me cuenta que en sus tiempos libres se dedica a dirigir un equipo de fútbol.
“En la aldea donde yo vivo me pongo a dirigir a un par de jóvenes y por ahora vamos bien en la liga”, comenta, mientras el árbitro pita el final del encuentro. Estrella Roja y Olimpia han empatado 0-0 y se vienen los penales.
Ese día Olimpia perdió en penales (4-3) y el Marcelo Tinoco fue una locura. Un equipo recién ascendido a Segunda División eliminó al más popular.
Ronal hizo un esfuerzo por no llorar, besó el logo del Olimpia y aceptó como buen perdedor la derrota amarga.
“Es un gran privilegio que Olimpia venga a este estadio, si no fuera por esta Copa Presidente no tuviera el honor de conocer a los jugadores de mi amado León”, indicó.
Los jugadores del Olimpia salieron con el rostro desencajado, pero a Ronal le brillaron los ojos de la emoción por ver de cerca a sus ídolos.
“Me siento feliz por conocer y siempre fue mi anhelo conocerlos en vivo”, puntualizó.
Fue una tarde mágica para el mejor hincha del Olimpia.