Edgar y Gary: dos chavos especiales que te dejan los zapatos como espejos

Iba casi corriendo por el tercer piso del City Mall con la única finalidad de que no me cerraran el banco, ese era mi único objetivo, así que no reparaba en mi entorno.

De repente siento que me abrazan dos hombres con una sonrisa hermosa y unos ojos con un brillo que de instante se me olvidó qué era lo que iba hacer.

Cuando ya me tenían rendida a sus pies lo primero que me dijeron fue “¿Le limpiamos los zapatos?”. Ja, ja, ja, yo les conteste que sí, pero con una condición: que me dijeran sus nombres.

Ellos aceptaron: uno se llama Edgar Ovidio Umanzor de 29 años y el otro Gary Kenneth Lobo de 39 años.

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Foto: Edgar Umanzor se gana el corazón de los clientes en City Mall.

Edgar tiene síndrome de down leve y Gary discapacidad intelectual producida por hidrocefalia. Me llevaron a su lugar de trabajo y me dijeron que me tenía que esperar porque tenían clientes, definitivamente no les podía decir que no.

Este negocio de lustrar zapatos es muy nuevo, pero va viento en popa, empezaron los primeros días de mayo y ya es todo un éxito -me contó Alba Rodríguez, la mamá de Edgar.

“Los niños estuvieran en capacitación en abril con los lustrabotas del centro, ellos les enseñaron todo y pues estos cipotes le agarraron el hilo rápido”, dijo doña Alba.

Este negocio es una iniciativa de la mesa de inclusión laboral para las personas con discapacidad, Lady Lee, City Mall y Diamond.

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Foto: Gary Lozano le saca brillo a los zapatos.

Ellos donaron la silla, los materiales y el espacio con la finalidad de que las personas especiales se sientan útiles en la sociedad y puedan costearse sus gastos de comida, transporte, ropa…

“No tiene idea de cómo ellos se sienten de emocionados porque ya trabajan, lo hacen con una gran pasión y dedicación”, dijo doña Reyna Lozano, mamá de Gary.

Edgar es el más amoroso de los dos, puede leer ya que terminó su primaria. En el Juana Leclerc aprendió hacer especias y a embolsarlas, él es el que más regala abrazos.

“Sabe leer a la perfección, y hace especias y las empaca como no tienen idea, en ese aspecto él es muy independiente en eso”, dijo Alba Rodríguez.

Por otra parte, Gary es el que tiene todo bajo control y se sabe las direcciones como la palma. Sabe andar solo en la calle y no se pierde. Él estudió en una escuela que se llama La Comunidad, donde les enseñaban a cómo ir y venir a Comayagüela, el centro y el resto de la capital.

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Foto: Reyna Lozano, Gary Lozáno, Edgar Umanzor y Alba Rodríguez.

Se conocieron en la Asociación Familias Rompiendo Cadenas  (ROCAFAM), conformada por los padres con hijos de discapacidades intelectuales mayores de 18 años, donde actualmente hacen piñatas y bailan punta.

“Ellos se llevan muy bien y no pelean sino que más bien se apoyan y se cuidan no son nada egoístas”, dijo doña Alba.

Llegó mi turno de sentarme y que me lustraran mis zapatos, y pues yo quedé encantada, lo hacen con un amor y dedicación increíble.

Ellos cobran 20 lempiras y si usted quiere dejarles propina ellos con mucho gusto se la aceptan, no tienen idea cómo se alegran, ya que con esto se compran sus cosas y no se sienten estorbo de nadie.

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No llegué a tiempo al banco, pero me gané la lotería con esos abrazos tan sinceros y sus sonrisas llenas de amor.

Fotos: Alexis Hernández .

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