Soplar el casete del Nintendo cuando dejaba de funcionar; el sonido de los clásicos de Disney; los zapatitos de Barbie y las cajitas de Polly Pocket, la emoción de cantar Yo soy tu amigo fiel con la primer película animada de Pixar… (Toy Story).
Fueron algunas de las cosas que los que nacimos en los noventa tuvimos la fortuna de disfrutar, esa generación es la denominada Millennial.
Pero hay otra razón por la que me encanta haber nacido en este tiempo y es que éramos unos grandes coleccionistas, y los que son contemporáneos me van a entender y se van a emocionar, yo los tuve todos.
Los Pepsilindros:
Oficialmente, el mejor juego de palabras para nombrar a una colección de termos coleccionables.
Las muñecas Barbie de la cajita feliz de McDonald’s:
Obviamente, si eras niña te tocaba en tu cajita feliz una de estas durísimas muñequitas Barbie.
Las tazas con los rostros de Disney:
Cualquier bebida que tomaras en ellas sabía a puro plástico, pero aun así nos encantaban.
Aquellos hielocos que tenían ojos fosforescentes:
Nos escondíamos en el clóset para ver brillar los ojos de estos entrañables extraterrestres.
Las villas navideñas de Coca Cola:
Cada año coleccionábamos cualquiera de estas villas, trencitos, o esferas navideñas; cortesía de tu marca favorita de refresco.
Todas las figuras de los cereales Kellogg’s:
Eran taaaaaaaaaaaaaan divertidos, mi favorito era el Gallo Cornelio.