¿Renovar a Pinto es metida de pata o un acierto de la Federación?

Nadie discute que Jorge Luis Pinto es un excelente entrenador. Nadie. Tampoco se puede discutir que es un señor cascarrabias, explosivo y soberbio.

También es verdad que le ha tocado dirigir la peor generación de futbolistas hondureños de los últimos años.

Estamos al borde de la eliminación, pero él sigue empecinado en darse en la madre con todo mundo, en lugar de bajar un poco la guardia y ser más conciliador.

La lista de jugadores con las que el DT colombiano ha tenido encontronazos es larga: Costly, Noel, Najar, Roger Espinoza, Bengtson…

En su testarudez, Pinto no ha sabido leer la realidad hondureña, conocer la idiosincrasia de los complicados y altaneros jugadores nuestros.

No estamos diciendo que tenía que dar su brazo a torcer al cien por ciento, pero, por ejemplo, si vos tenés a Carlos Costly, que no es ningún cipote, no le podés poner las mismas cargas de trabajo que a alguien que tenga seis o siete años menos.

Costly tenía mucho que darle a la H, pero Pinto siguió con su teoría de imponerles las cosas a  huevos a los jugadores, sin tomar varias consideraciones.

¡Poco inteligente!

Tampoco se trata de complacer a los jugadores en todos sus caprichos. Pero aquí no era un problema de disciplina, es decir, que a Costly le perdonaran que llegara borracho o se ausentara de las concentraciones.

Simplemente fue sincero y dijo que el cuerpo ya no le daba para las cargas de trabajo que el sargento Pinto estaba imponiendo.

A estas alturas, Pinto no tiene buen ambiente entre la prensa, los jugadores y la afición.

Clasificar a Rusia es una misión imposible.

Tomando en cuenta todo lo anterior, no nos explicamos por qué los dirigentes de la Federación de Fútbol estén siquiera contemplando la posibilidad de renovarle el contrato. Sería un error.

Si en Costa Rica se peleó con medio mundo a pesar del gran papel que hicieron en Brasil 2014, ya se imaginan lo que ocurrirá después de que quedemos hule en esta eliminatoria.