Candil de la calle, oscuridad de la casa. Mientras muchos barcelonistas hondureños siguen llorando como magdalenas porque se les fue Neymar, otros se dedican a criticar y a desearle mal al Choco Lozano.
O a criticarlo y a burlarse de él.
A ese extremo ha llegado nuestra falta de identidad y la sudadera de calentura ajena. Da risa, pero hay muchos hondureñitos que se creen catalanes o madridistas y dentro de poco no se les va a entender cuando hablan.
Lo del Choco Lozano es algo histórico. Muchos aún no lo creen, pero lo cierto es que el ex delantero del Olimpia juega con una de las mejores instituciones deportivas del mundo.
Es verdad que los comentarios, en especial los malos, no determinarán el rendimiento del Choco en el FC Barcelona B.
Pero no por eso nos vamos a ensañar con él.
Se repite la historia de la olla de los canechos. Sin tapa, porque el cocinero sabe que cuando el primer canecho empiece a escalar hacia las alturas en busca de la libertad, los demás impedirán que siga subiendo.
Así somos.
Como la Malinche. Busquen en Google si no saben quién es esta mujer que traicionó a su raza.
Lloren, lloren porque Neymar se fue al PSG. Y continúen deseándole el fracaso al Choco Lozano, un cipote que no hace más que ganarse la vida con honradez y profesionalismo y que pone en alto el nombre de Honduras.
