Por KENNY CASTILLO/periodista, investigador y escritor garífuna/kennycastillo.com
Llanos del Maco, municipio de Santa Elena, Departamento de La Paz. 08 de septiembre de 2017.- Estaba concentrado en el celular grabando un grupo de personas, de pronto noté que pasó alguien casi rozando mi rodilla.
Pese a la inquietud, mantuve el celular y apareció una joven que se movía de muy rara manera.
Caminaba moviendo sus pies y manos en el suelo; dicho en otras palabras. gateando.
Realmente me impresionó. Quedé impactado, nunca antes había visto algo así. Cómo periodista vi que ahí había una historia.
Pero luego la perdí de vista. Instantes después estaba platicando con unos niños y llegó ella, se sentó a unos 20 centímetros de mí, sólo nos separaba una niña y… “Aquí está mi oportunidad”, me dije.
-Hola!.
-Hola -me contestó, con una gran sonrisa, con una energía y simpatía que no esperaba. Por su respuesta me sentí en confianza.
-¿Qué tal?
-Bien… -Se queda un instante en silencio y como que recuerda algo y dice: “Bueno, no tan bien. ¿Y usted?”.
-Bien -le digo. Quería contestar excelente, pero inmediatamente sentí cargo de conciencia y me quedé en un simplemente “bien”.
-¿Cómo te llamas?
-Elisa Maribel Gómez Benítez. ¿Y usted?
-Kenny. ¿Y qué edad tiene?
-20.
En eso una niña se le acerca y cariñosamente, le dice algo al oído y eso llama mi atención
-¿Y esta niña es su hermana, hija?
-Es mi hija- contesta ella.
-¿Y cuántos hijos tiene?
-4.
¿Cómo? -le digo, con cara de asombro y ella sonríe.
-Je, je, je. Es broma, yo no tengo.
Luego, se vino una lluvia, me muevo para otro lado y se me pierde otra vez. La busqué y la encontré subida en una reja, justo en la Iglesia Católica que están construyendo en la aldea. Cuando la ven subida, alguien le dice que se baje. Se baja, aprovechó y le preguntó:
¿Así nació?
-Sí.
-¿Me permite hacerle una foto’
-¿Para qué?
-Pues para llevármela-
-No, eso es malo, las fotos son malas.
-Y hacerle un vídeo.
-No, eso es malo.
Parada en una silla, logro hacerle una foto, tiene piernas cortas, como que la parte de abajo no se le desarrolló, pero sus brazos son fuertes y enormes; con ellos mueve su cuerpo y se conduce con velocidad. Para ella no hay limitaciones y se mete por donde sea.
Siendo que es una persona con discapacidad, un compañero mio le preguntó si necesitaba una silla de rueda y desprovista de cualquier elegancia le contestó: “¿Para qué putas quiero esa mierda? ¡Lo que necesito es dinero!”.
Seguía sin hacer el vídeo, pero le expliqué el asunto a mi compañero Brayan Henríquez, él tuvo mejor suerte que yo y en un film de 12 segundos Elisa aparece descendiendo por las calles de tierra, siempre hablando y con gran energía.
Ya luego conversé con su madre, de tan sólo 36 años. El carácter de la madre no tiene nada que ver con la hija. La mamá es silenciosa y tímida, la hija es fuerte y extrovertida.
Parece que es Elisa quien lleva en casa, pese a su discapacidad.
Elisa tiene 2 hermanas más, alquilan una casita. En el momento que hablamos no anda ni para comer.
En la aldea no hay luz y hasta lo básico escasea; es contradictorio porque viven en medio de una exuberante naturaleza, un bosque realmente divino. Un paisaje que no tiene comparación.
De regreso con Elisa y su familia. No hay un hombre en casa, como el 47 por ciento de hogares en Honduras.
La realidad golpea con enorme rigor a esta familia y a esta joven con gran espíritu y dispuesta a salir adelante pese a su discapacidad.