Una pasada curiosa nos encontramos este miércoles en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, mientras con mi compañero Frank Aguilera buscábamos los regalos más llamativos del día de San Valentín en la máxima casa de estudios.
Nos encontramos con una guapa chica que decidió regalar abrazos y besos gratis -varios aprovecharon- con el fin de que quien lo necesitara se sintiera querido por al menos unos cuantos segundos.
Después de todo, un buen abrazo no le cae mal a nadie,
Pero casi una hora después nos topamos con un chavo con un cartel que decía “¡Abrázame, estoy desesperado!”.
Lo que nos pareció muy curioso, ya que nadie se atreve a pedirlos así, le consultamos que cuántos había recibido hasta el momento, y nos dijo que unos cuantos, ja, ja, ja, no había tenido mucha suerte hasta el momento.
Nos preguntamos: ¿Y si ella los regalaba y él los pedía? ¿Por qué no encontrarse entre ellos? Sin duda que hacían una buena pareja…
¡Pero nunca coincidieron!