Madre que llevaba a sus hijos a vacunar: “Es una grosería que hagan tomas de carreteras”

El país ya no está para que “seis o siete gatos” pongan de rodillas al país bajo la excusa de que no están de acuerdo con el pago del peaje, cuando en realidad los motivos, como todos lo sabemos, son otros.

Además de las pérdidas provocada por la intransigencia de algunos transportistas (van cerca de 300 millones según las estimaciones de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés), el mayor perjudicado en su rutina diaria es el pueblo hondureño.

Miles de personas que van a su trabajo, a citas médicas que han esperado por muchísimos meses, a entierros, a negocios y a otros trámites personales tienen que caminar varios kilómetros hasta llegar a sus destinos.

¿Por qué realizan este paro cuando ya estaban convocados a las mesas de negociaciones con las autoridades de Transporte y con representantes del gobierno?

¿Qué “cabezas calientes” de sombrero y bigote estarán detrás de este relajo?

La cosa no puede seguir así. Debe haber maneras más creativas para protestar que la de cruzar furgones y provocar desabastecimiento de combustible y que los productos perecederos se echen a perder, ocasionando pérdidas irreparables para pequeños, medianos y grandes comerciantes.

¡Dialoguen, señores, que la época de la anarquía provocada por unos cuantos ya pasó. Los hondureños tenemos, como es normal, muchas diferencias, pero no es con turuncas, fuego y destrucción que las vamos a arreglar.

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A CAMINAR DEBAJO DEL SOL

Pregúntele qué piensa de las tomas de carretera a doña María de los Ángeles Mejía, una madre que cargaba en brazos a uno de sus hijos por una orilla de la carretera.

“Caminé más 45 minutos bajo el sol, porque llevaba a mis hijos a vacunar”, señaló, mientras caminaba entre furgones que estaban atravesados en la subida que va de Comayagua hacia los peajes.

“Es una grosería o que hacen… Tienen derecho a protestar, pero no de esta manera”, agregó. A su lado, su hijo mayor (de quince años), cargaba a otro hermano. En total, una familia de cuatro caminaban bajo el sol ardiente del mes de abril.

Los que se tomaron las carreteras han escogido al peaje como caballito de batalla. Pero, según lo expresado por varios motoristas que colgaron sus hamacas en la parte inferior de los contenedores, es un problema que aqueja al transporte terrestre.

Lo del peaje -aseguran-, es una excusa, una cortina de humo.

Unos metros adelante, en una paila, viajaban doce personas. Tenían varias horas atascados en medio de las largas filas.

“Vamos al entierro de un familiar allá en Comayagua”, dijeron.

“Tememos no llegar a tiempo para el entierro”, dijo don Jorge Sánchez.

Él coincidió con doña María de los Ángeles en el sentido de que todos los hondureños tenemos derecho a las protestas pacíficas, pero sin perjudicar el libre tránsito de las demás personas.

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CON BEBÉ EN MANO

En sentido contrario, igual se venía abriendo paso entre las rastras, la jovencita Gabriela Álvarez (18) que con un bebé de 4 meses en brazos, apenas alcanzó a decir: “Pueden protestar, pero nosotros necesitamos el transporte”.

Gabriela salió a buscar una lata de leche de su hijo y se vio obligada a caminar con su pequeño en brazos por más de 40 minutos desde las casetas de peaje hasta inmediaciones del Comedor Suyapa, una distancia de casi 5 kilómetros.

 

Igual sufrimiento tuvo que vivir Marvin Elías Romero, quien viajaba en una unidad de transporte desde la ciudad de La Ceiba a Tegucigalpa, junto a un familiar y perdieron más de dos horas con el paro, justo cuando venían a una consulta en un hospital de Tegucigalpa.

“Venimos a consulta y nos encontramos con esto, es algo que nos perjudica a todos”, dijo mientras esperaba a eso de la 1:00 de la tarde que el bus pudiera bajar con destino a Comayagua por un carril que se había liberado para permitir el paso de algunos vehículos con productos perecederos, personas, ganado y particulares.

Del otro carril, a puntoGBB_1500 de cruzar el peaje, don Danilo Vargas que viajaba con su esposa se quejó de la actitud de los transportistas. “Pueden protestar, pero el problema es que sufrimos todos, debe haber un consenso con las autoridades”, dijo tras haber realizado un turno de dos horas para subir de Comayagua hacia Siguatepeque.

Y prosiguieron las quejas de los pobladores, aún y cuando a eso de las 3:30 de la tarde, el movimiento de vehículos se facilitaba un poco más, sin que eso dejara de provocar problemas a los conductores de esperar no menos de 30 minutos para acceder a los distintos destinos a través de un carril.