María Cristina Ríos o como todos la conocen “Doña Tina” es una señora de setenta y pico de años, le preguntamos la edad y dice no recordar. Esta señora de la tercera edad ha dedicado gran parte de su vida a vender flores en las afueras de la Basílica de Suyapa.
Un día el equipo de RadioHouse pasaba por ese lugar y cruzo palabras con Doña Tina quien entre sonrisas dijo haberse envejecido en ese negocio el cual describía como una bendición en su vida.
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Conversamos más con ella, solo porque siempre resulta interesante conocer un poco la historia de estos seres humanos que saben contar las mejores enseñanzas y experiencias en este viaje que es la vida.
¿A qué se dedicaba Doña Tina antes de vender flores?
“Pasaba en mi casa, tenía una pulpería y después decidí vender flores aquí en Tegucigalpa, que fue algo que surgió cuando yo venía a vender mercadería y es aquí donde prácticamente me crecí” dijo la señora mientras perdía su mirada en el horizonte.
Doña Tina es madre de 2 hijos a quienes ha podido sacar adelante con tan solo un poco de las ganancias que le genera el humilde puesto de flores.
A pesar de que no obtiene más ingresos dijo sentirse muy agradecida con Dios, por darle la oportunidad de poder tener un lugar donde poder pasar sus días y a la vez tener un ingreso de dinero para llevar sustento a su casa.
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¿Quiénes compran más, las personas que llevan flores a sus familiares o aquellos que desean compartir un detalle especial?
“Aquí vienen personas de toda clase, para velorios, para cumpleaños, y para cementerios, viene de todo y aquí hay para todos” dijo la señora entre sonrisas.
El puesto de flores no solamente le ha dejado a Doña Tina un ingreso económico o un lugar donde pasar sus días, sino que le ha dado un sitio donde conocer personas y hacer amigos como así lo dijo ella.
“Aquí me he hecho de amigos, de muchos amigos y sobre todo de una amistad muy limpia” dijo la señora mientras juntaba sus dos manos.
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¿Cuáles son los precios que ofrece Doña Tina?
“Hay de todos precios, de 150, 120, 100, 80 y así van bajando detalló aclarando que los precios pueden ir de altos a bajos dependiendo de las exigencias y gustos de las personas.
Mientras entrevistaba a Doña Tina pude detectar la nobleza que inundaba su alma, y pude percibirlo cuando una señora llegó un poco desahuciada a comprarle flores, seguramente compraba flores para un familiar difunto o alguien que acababa de morir, Doña Tina al ver su estado, decidió regalarle las flores, y lo hizo con una sonrisa. Su acto fue muy noble y compadecido.
¿Desde dónde vienen las flores que vende aquí?
“Vienen desde el Piligüin, las encargamos y tenemos alguien que las trae hasta aquí” contó.
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¿Qué es lo primero que hace cuando viene hasta su negocio?
“Lo primero que hago es venir y pedirle a Dios, que vendamos y que sea un día lindo de prosperidad y que siempre lo proteja a uno” dijo con una sonrisa enorme.
A su vez, dijo sentirse aburrida cuando estaba en casa y por eso decidió abrir de lunes a domingo para poder venir al puesto y pasar el día junto a sus amadas flores.
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Al finalizar la entrevista nos contó que muchas de las personas enterradas habían sido olvidadas por sus familiares, sin embargo había otras a quienes sus familiares seguido van a verlos y escogían las mejores flores para adornar sus tumbas.
De esta manera finalizó nuestra amena platica con Doña Tina, en lo personal me enseñó que todos los días debemos levantarnos y hacer nuestra labor con esmero y dedicación y siempre puesta en las manos de Dios.
Así como ella hay muchos ancianos que luchan por seguir adelante y tener algo con lo que pasar los días algo que los distraiga de todos los afanes, la tristeza y la nostalgia que casi siempre viene acompañada con el peso de los años.