Deloitte; Empresas deben definir estrategias para enfrentar con éxito la nueva realidad

Fuente: Estrategia Empresarial

La crisis generada por el COVID-19 ha traído consigo grandes retos para las empresas de las diferentes industrias en todo el mundo. Uno de los retos principales es poder sobrevivir, pero también deberán contar con una estrategia que les permita enfrentar la nueva realidad tras la reapertura económica que cada vez es más inminente en todo los países del mundo.

Con el fin de apoyar a las organizaciones en el camino hacia la estabilización y recuperación de cara a la “nueva normalidad”, Deloitte realizó un análisis en el cual establece los aspectos en los cuales deberían enfocar esfuerzos las empresas para responder a esta reapertura, y estos se basan en los siguientes pasos:

Fuente: Fitoc.es

Mitigar el riesgo, mantener la continuidad operativa y preservar el flujo de efectivo: El objetivo primordial será incrementar la visibilidad en la calidad y en el servicio a clientes, así como en la cadena de suministros. Mantener el foco en el flujo de efectivo, anticipando quiebras y asegurando financiamiento y asegurarse que los protocolos de riesgos del negocio están ejecutándose de manera adecuada.

Enfocar el liderazgo en las relaciones con clientes y empleados: Con esto se busca priorizar las operaciones para permitir un regreso paulatino, administrando y reduciendo la complejidad del portafolio de productos y servicios y reevaluando precios y contratos con clientes. De igual forma, tener claro los roles de liderazgo durante la reapertura, descentralizando la toma de decisiones, y apoyar la salud física y emocional de los empleados, con esfuerzos que estén alineados con la estrategia del negocio.

Fuente: Negocios B

Reiniciar las cadenas de suministro de manera sincronizada: Primero se debe visualizar un proceso dinámico de ventas y planeación de operaciones, con un enfoque en las restricciones de la cadena de suministro. Luego segurar la disponibilidad logística, considerando rutas y medios alternativos, revisando costos e implicaciones en los acuerdos de distribución. Con esto se mejorará la visibilidad con los socios en la cadena de suministro.

Mantener el foco en los indicadores externos: Por último se debe dar seguimiento constante a los distintos indicadores para intentar anticipar cualquier disrupción adicional (Indicador Global de Actividad Económica, altas/Bajas IMSS, ventas retail, producción de manufactura, índices bursátiles, precios de commodities, tasas de interés.)

“En un ambiente de incertidumbre es crítico para las empresas rediseñar su estrategia de negocio basado en los diferentes escenarios a los cuales se pueden enfrentar. Además, desarrollar un plan de acción hacia futuro con un enfoque innovador que les permita estar equipadas para aprovechar las oportunidades que se presenten y prosperar en esta nueva normalidad”, explicó Alfredo Gómez, Socio de Consultoría de Deloitte Costa Rica.

Esa nueva realidad que las empresas deberán de enfrentar, también generará oportunidades significativas que pueden impulsar su desarrollo y productividad. Para Deloitte, estas oportunidades dependerán de la industria o sector y para aprovecharlas será fundamental la preparación que las organizaciones tengan para adaptarse de la mejor manera a los cambios que trae consigo este nuevo entorno.

“Los acontecimientos que vivimos no son comparables, por sus consecuencias globales y su magnitud, a ningún otro evento en la historia mundial reciente. Esto implica que habrá cambios permanentes en el comportamiento del consumidor y por tanto eso afectará a todos los modelos de negocio en mayor o menor medida”, comentó Felipe Baselga, Socio de Asesoría Financiera de Deloitte Guatemala.

 Según Deloitte y desde una perspectiva general, estas oportunidades son:

  • Apertura a nuevos canales digitales, con implementaciones aceleradas y ágiles.
  • Reevaluación de la estrategia y plan de negocios.
  • Reevaluación del portafolio para enfocarlo a la nueva realidad, poniendo especial atención en los activos de baja rentabilidad o improductivos.
  • Oportunidad para reestructurar el modelo de trabajo (trabajo remoto).
  • Tercerización y reducción de procesos redundantes.
  • Adopción de nuevas tecnologías en suministro y distribución.
  • Cadenas productivas más robustas y compactas.
  • Controles de planta remotos y desarrollo de mejores prácticas.
  • Hidrocarburos y energéticos a precios bajos.