Senado argentino aprueba la legalización del aborto

Foto: Twitter Sofia

El Senado de Argentina aprobó este miércoles la legalización del aborto con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención, después de 12 horas de debate. Una victoria del movimiento de mujeres del país sudamericano que luchó durante décadas por este derecho y que festejó en una Plaza del Congreso colmada de alegría, llanto, orgullo y abrazos envueltos en los pañuelos verdes reconvertidos en un símbolo feminista a escala global.

El Poder Legislativo ratificó la madrugada el proyecto que ya había sido aprobado el pasado 10 de diciembre por diputados, que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación y a partir de los 16 años sin mayor requisito que la voluntad de la mujer o la persona gestante (embarazada).

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Al principio de la sesión había un virtual empate de votos a favor y en contra, pero con el pasar de las horas se fortaleció el aval mayoritario al proyecto a pesar de las presiones eclesiásticas y, sobre todo, gracias a que los senadores que habían ocultado su posición y que estaban señalados como indecisos finalmente revelaron su apoyo al exponer sus argumentos.

La iniciativa fue una promesa de campaña del presidente Alberto Fernández, quien cumplió al enviar el mes pasado la ley para su análisis en el Congreso y hacer lo necesario para su aprobación. Argentina se convirtió en el cuarto país de la región, después de Cuba, Uruguay y Puerto Rico, en legalizar el aborto.

También recordaron que esta ley es producto de una lucha constante de años, por mujeres pioneras como Nelly Minyersky, Martha Rosenberg y Nina Brugo, y del colectivo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que hace décadas concentró los esfuerzos de uno de los principales reclamos de la agenda feminista.

El respaldo del gobierno y décadas se combinaron para tener un poderoso activismo del movimiento de mujeres, que culminó en las primeras horas de este miércoles en la esperada legalización del aborto, un derecho que siguen reclamando el feminismo en el resto de América Latina y que en Argentina ya el legal.