A 34 kilómetros de la ciudad capital, encontramos el pintoresco municipio de Ojojona, influenciado por la altura del Cerro de Hula y por la brisa que brindan los bosques que le rodean, este lugar cuenta con un clima fresco, ideal para los amantes del ambiente agradable.
En los documentos se establece que Ojojona significa «Lugar de agua verdosa». El pueblo fue fundado por mineros en 1579 y por su riqueza patrimonial, fue decretado como Monumento Nacional por el Congreso Nacional a través del decreto No. 155-96, mismo que se publicó en el diario Oficial La Gaceta en noviembre de 1996.
Tradicionalmente aquí se celebran dos ferias patronales, la primera se realiza el 20 de enero y es en honor a San Sebastián, la segunda se lleva a cabo el 24 de junio en honor a San Juan Bautista, por este último es que se le dio el nombre de San Juan Ojojona al municipio. Una de las particularidades que encontramos en este sitio es que cuenta con tres iglesias que son la San Juan Bautista, El Carmen y El Calvario.
Cabe señalar que en los días previos al 20 de enero se realiza una costumbre muy añeja, hablamos del famoso Guancasco, el cual consiste en que los habitantes de Lepaterique hacen una caminata hasta Ojojona y ahí ambos grupos hacen un pacto de hermandad acompañado de varias actividades más, como por ejemplo, «El Baile de las Banderas» y también el que los ojojonenses comparten con los visitantes un plato de chilate y rosquilla en miel.
Por otra parte, para quienes no lo sabían, en esta zona se encuentra ubicada la Villa Trinidad, vivienda donde fue arrestado Francisco Morazán. Actualmente la casa cuenta con un café, restaurante y vivero para agenciarse recursos con el fin de sostener y dar mantenimiento a este patrimonio de la historia de nuestro país.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población para 2018 ascendía 11 mil 167 personas que residían tanto en el área urbana como en la rural del municipio, y como todos sabemos, una de las cosas que caracteriza este paraje, es la elaboración de alfarerías, siendo muchos los negocios que se encuentran en los alrededores que ofrecen este producto.
Jarrones, tacitas, paisajes, pinturas, entre otros, son los que encontramos en estos locales, todo es producido en esta zona. Pero sus habitantes no solo se dedican a esta labor, según el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2013, arrojó que los lugareños tiene como principal fuente de ingreso el trabajo de la agricultura, ganadería, silvicultura y la pesca.
Un punto icónico es el Puente el Cuzuco, el cual se ubica después de la Villa Trinidad, y que también es conocido como Puente Francisco Morazán. ¿Pero por qué tiene dos nombres? Resulta que este puente no es el original, ese fue demolido por la administración de Abel Rafael Martínez entre 1967 y 1971 y se construyó la infraestructura que actualmente vemos.
Muchos fueron los pueblerinos de aquel entonces que se opusieron a tal ejecución, pues el puente tenía más de 100 años de ser construido, finalmente el viaducto recibió el nombre de Francisco Morazán, pero para los habitantes de Ojojona sigue siendo su nombre El Cuzuco.
Para los aventureros, también pueden hacer el viaje a lugares céntricos del municipio, como ser Bocaminas de Guazucarán, donde españoles e irlandeses sacaron minerales, la Cruz de los Milagros, sitio que se conserva debido a que era ahí donde los antepasados se reunían para adorar a Dios, los Abrigos rocosos de Pueblo Viejo, aquí existe una cueva natural o también al Mirador de El Ocotillo para observar la vista de toda la localidad.
Y así conocimos este hermoso lugar de nuestro país, fuimos bien atendidos por todos sus hombres y mujeres, que aunque no se notara su sonrisa por el uso de las mascarillas, se denotaba en sus ojos esa expresividad que denota al momento de sonreír. Todos están cordialmente invitados a visitar Ojojona, por su herencia cultural y por su gente.
