«Chelato» Uclés, el entrenador que le dio muchos éxitos al fútbol hondureño

Hablar de José de la Paz Herrera es hablar de un hombre que le dio mucho al fútbol hondureño, en esto no solo se incluye la Selección Nacional, sino también varios clubes de la Liga Nacional que tuvieron la dicha de contar con su dirección técnica.

Ayer en horas de la noche, la prensa deportiva, fanáticos del fútbol y hondureños en general no podían creer la noticia que daba a través de Twitter su hijo Rudy Urbina, diciendo que su padre había partido hacia el reino eterno. «Chelato» tenía 80 años y en este 2021 iba a arribar a la edad de 81, el próximo 21 de noviembre.

Foto: José de la Paz Herrera

El profesor Herrera debutó como técnico nacional en el banquillo de las águilas en 1969, tras haberse graduado en Argentina como director técnico de fútbol. En esa temporada, Motagua alcanzó a ser subcampeón bajo su mando, posteriormente dirigió a Olimpia, donde también alcanzó a ser subcampeón.

En el último semestre de 1970, pasó a la dirección técnica de Real España, cuatro años después consiguió su primer título con la máquina, derrotando 1 a 0 a Motagua en la final. Su travesía duró hasta 1975, por eso la afición aurinegra lo recuerda con mucho cariño.

Luego pasó a la dirección técnica de Marathón, pero no pudo darle el título, aunque esa sería una deuda que saldaría en el nuevo siglo. Para 1978 llegó a un modesto club, Broncos de Choluteca, aquí le dio muchas alegrías al equipo, llevándolo a jugar liguillas, ese éxito lo llevó a la Selección Nacional en 1980.

Honduras nunca había clasificado a una Copa del Mundo y de la mano de «Chelato» consiguió ese objetivo y el Estadio Nacional fue testigo de la gran gesta que había logrado el profesor y sus dirigidos, llevando a nuestra selección a España 1982, donde hasta hoy, es la mejor participación que se ha tenido en mundiales.

Foto: Copa Mundial FIFA

En 1983 dirigió los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), los universitarios alcanzaron a ser subcampeones de Liga Nacional gracias a la buena dirección que les dio el maestro. Posteriormente, regresó a la Selección en busca de llevarla a México 1986, pero esto no fue posible.

Para 1987 llegó nuevamente a Marathón, sin éxito, y dos años después, volvió a los leones y logró hacerlos campeones. Nuevamente José de la Paz Herrera fue tomado en cuenta para llevar a la selección a Italia 1990, pero otra vez no pudo darle esa alegría a los hondureños.

Foto: Rudy Urbina

Los conocimientos del profesor eran seguidos hasta a nivel internacional, razón por la que la directiva del club Santos Laguna de México decidió llevarlo a la institución, ahí estuvo en un corto periodo de tiempo, hasta 1991, y fue el primer técnico internacional en dirigir a los laguneros.

Después de su paso por México, volvió a Olimpia en 1992, y los hizo campeones. En 1995 tomó un reto complicado y era salvar al Independiente de San Pedro Sula, meta que fue alcanzada con éxito, demostrando que su sabiduría iba más allá de contar con nombres famosos en los clubes.

Foto: La Tribuna

Para 1997, tomó a un Olimpia que no le estaba yendo muy bien en el torneo, para sorpresa de todos, al final de las tres vueltas que se jugaban para entonces, alcanzó la cantidad de 51 puntos y en la final dejó en la lona al Platense, venciéndolo 3 a 0. También tuvo un paso fugaz por el Cartaginés de Costa Rica a finales del siglo pasado.

Para el inicio de siglo, volvió a Marathón con ese objetivo trazado desde hace mucho tiempo, hacerlos campeones, y para el Clausura 2001 cumplió su misión, venciendo a Olimpia en Tegucigalpa, una cancha siempre complicada para los combinados de la costa norte.

En 2003 volvió a Olimpia y fue para 2004 que le dio un nuevo título a los albos, el quinto y último en su cuenta personal. A partir de ahí, dirigió a la selección nacional en algunas ocasiones y hasta estuvo al mando de Belice en 2010.

Esa es parte de su legado al deporte nacional y será un hombre que nunca será olvidado por los hondureños. Le deseamos un eterno descanso en el reino de los cielos. ¡Gracias Profesor!