Apellidos patronímicos es cómo se llaman estos apellidos que son muy comunes en España, y por obvias razones, también en América Latina. ¿Y qué significa? Te lo contamos a continuación.
Fue para el siglo XIII (13) en que España decidió que después del nombre propio fuera seguido el mismo nombre del padre sumándole el sufijo “ez”, explicando mejor la situación, podemos dar el ejemplo de Martín Martínez, la “ez” hace función de decir “descendiente de” o “hijo de”.

Curiosamente, fue hasta el siglo XIV en que los apellidos comenzaron a heredarse, antes de ese momento, los padres podían colocar el apellido que quisieran a sus hijos recién nacidos, podía ser en honor a su papá (quien sería el abuelo) o en honor al abuelo (que sería el bisabuelo). Antes que se diera la imposición del “ez” los apellidos eran asignados con base a la profesión o característica física de la persona.
Pero esto de los apellidos patronímicos no solo ocurre en el lenguaje español, podemos verlo evidenciado en el inglés con el sufijo, “son”, por ejemplo, Jackson, o sea, hijo de Jack. En el danés es el “sen”, por ejemplo, Andersen, que quiere decir, hijo de Ander. Mientras tanto, en croata y en serbio es el “ic”, ejemplo de ello, Rakitic, hijo de Rakit.

Así podemos encontrar el mismo sistema, en el neerlandés es “Van”, que va al inicio del apellido como un prefijo, mismo caso ocurre en el italiano con el “Di”, entre otros ejemplos. Por otro lado, en Honduras, curiosamente el apellido más común es el Hernández, seguido por López, Martínez y Rodríguez, según lo dio a conocer a inicios de año el Registro Nacional de las Personas (RNP).