¿Mujer al volante? Como buena hondureña, Marcela no teme conducir su vida

Foto: Teté Alemán

Imaginá este escenario. Necesitás transportarse y pedís el servicio de un taxi privado a través de una aplicación. Entre la lista de conductores disponibles destaca algo poco común, una joven conductora, de nombre Marcela. ¿Qué harías en ese caso? ¿Aceptarías o rechazarías el viaje? En mi caso, acepté casi de inmediato mientras sentía alivio.

Marcela es una joven de 31 años y profesional de la carrera de las ciencias jurídicas que actualmente labora como conductora en la plataforma de servicio de transporte, InDrive dentro de la ciudad de Tegucigalpa. Hasta enero del 2023, lleva tres meses tras el volante y nos cuenta sus vivencias, cómo tomó la decisión de trabajar en esta área poco transitada por mujeres, y su punto de vista como mujer trabajadora hondureña.

Foto: Teté Alemán

“Bueno, antes que nada, yo soy abogada”, nos aclara mientras maneja con destreza alejándose de las instalaciones de RadioHouse. Continúa relatando que ella tenía un trabajo permanente en oficina que tuvo abandonar. Dos meses después, durante la búsqueda de un nuevo trabajo, una amiga le hizo mención que una aplicación de viajes que estaba aceptando nuevos conductores.

Nos especifica que ya tenía la documentación lista para poder suscribirse a una nueva labor, cuando tomó la osada decisión de aplicar para ser parte de InDrive. ¿Cuál fue la reacción de sus familiares?Al principio, siempre le mentía (a su mamá) porque ella es una mujer muy conservadora, ella es ama de casa”.

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Narró cómo inició su nuevo trabajo tomando viajes después de dejar a su hija en la escuela, y su madre, quien vive cerca de su residencia con el padre de Marcela, notó que su hija desaparecía por largos periodos de tiempo durante el día. Eventualmente, le tuvo que confesar a sus dos padres, y ellos con curiosidad y preocupación le preguntaron a Marcela si estaba segura de hacer este trabajo. “Yo le dije –mira, yo voy a probar. Voy a ver si es rentable.  No sé, yo voy a probar, voy a intentar y a ver qué pasa-”.

¿La reacción más común de las personas? “La más común es de sorpresa, definitivamente. Porque, una, el rubro es meramente para hombre, o por años ha sido así”. Marcela añade con un tono de afecto en su voz como muchas de esas interacciones con pasajeros son con mujeres, específicamente las de avanzada edad que expresan consternación por su seguridad. “¿No te da miedo?”, indagan las pasajeras. “Te veo a vos y siento que es mi hija”, le expresan con habitualidad.

Foto: Teté Alemán

Una experiencia de crecimiento personal

Marcela aclaró que su corta trayectoria en esta labor ha sido bastante positiva. “Ha sido muy buena, muy gratificante”. Nos describe como de 13 viajes que hace al día, nueve son pasajeras mujeres. Y esto no es decir que haya tenido malas experiencias con pasajeros masculinos “pero casi siempre las mejores experiencias las han sido con las mujeres”. Añade que ese hecho lo acredita a que desde el inicio del viaje la pasajera expresa estar tranquila al verla a ella tras el volante y desde ahí en adelante, se construye esta dinámica de confianza y camaradería “casi siempre vamos platicando todo el camino y eso hace que el trayecto sea más corto, más agradable”.

La joven abogada confesó que en este rubro en el que debe transportar a poco más de una decena de desconocidos casi a diario, le ha dado la oportunidad de cambiar su naturaleza tímida “de ser un poquito más abierta, un poco más extrovertida”, y que ha tenido el apoyo de su familia y pareja durante esta travesía. Añade que no siente pena por estar laborando como transportista, y nos informa que ella permanece en la búsqueda de un trabajo en el área en la que es experta, como abogada. Tiene la noción que esta actividad es algo temporal, el fin para un medio. “Es lo que tengo, es la oportunidad que se me ha presentado y tengo que aprovecharla”, apuntó.

Foto: Teté Alemán

Aunque haya otras conductoras mujeres, Marcela nos aclara que no permanecen en comunicación. A su parecer solo están laborando dos compañeras más, además de ella. Es entendible pensar que el hecho que otras jóvenes no se atrevan a convertirse en conductoras es una cuestión de seguridad. Afortunadamente, Marcela no se ha encontrado en una situación de peligro, y dice no tener la certeza de como actuaria. “Nada al salir de mi casa solo me persigno, y le digo a Dios -tráeme y regrésame a mi casa con bien-”.

Haciendo reseña de su experiencia, a pesar de los riesgos inherentes de ser una mujer en este rubro, Marcela se expresa con cierto agradecimiento por el hecho que este trabajo la ha dado la oportunidad de ser más sociable y crear los vínculos con pasajeros que la ven como una hermana, por las experiencias vividas. Nos deja con estas palabras sobre la mujer hondureña. “La mujer es muy valiente, la mujer es muy fuerte. Si ella pudo, yo puedo, yo voy a poder. Es el ejemplo que nos dan a otras mujeres”, culminó diciendo.

Foto: Teté Alemán