El café no solo despierta las mañanas de millones de hondureños, también es el alma de nuestras montañas, el trabajo de miles de familias y el orgullo que viaja en cada saco, mi pregunta es, ¿quién puede vivir sin café?
Detrás de cada taza hay una historia de mucho esfuerzo y dedicación, el café hondureño es nuestro mayor orgullo, y es que a miles de extranjeros les encanta lo nuestro, no es una simple taza de café, es nuestra identidad como hondureños.
Es increíble que más de la mitad del café producido en Honduras es exportado a Europa, siendo su principal importador Alemania, a la que se exportan más de 40 millones de kilogramos de café anualmente, con un valor superior a los 40 millones de dólares, seguidos de Bélgica e Italia. Otros destinos son Estados Unidos y Japón.
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Y mirá, no es exageración decir que el café nos mueve. Mueve la economía, el orgullo y hasta las ganas de salir adelante. Más de 120 mil familias viven de este grano que nos ha puesto en el mapa mundial. Solo en la cosecha 2024-2025, Honduras exportó más de 6.1 millones de sacos, generando unos 2,050 millones de dólares. Nada mal para un país donde el trabajo se cultiva con las manos y con el alma.
Y claro, octubre es su mes, y este año la celebración viene grande. Del 13 al 17 de octubre, San Pedro Sula será la sede del 140° periodo de sesiones del Consejo Internacional del Café, el evento más importante de la Organización Internacional del Café (OIC). Por primera vez, más de 200 delegados internacionales vendrán a conocer lo que nosotros ya sabemos: que el café hondureño tiene alma.
Porque al final del día, el café no solo se bebe… Se vive
Está en las manos que lo siembran, en las familias que lo cosecha y en cada catracho que se siente orgulloso de su tierra.
Sí, podrán existir muchos cafés en el mundo, pero solo uno lleva el corazón de Honduras en cada taza…
