La frase “la vida me trata mal” no está ni estará en el vocabulario de la joven Daniela Guifarro, quien día a día demuestra que para ella no existe ningún obstaculo y nada imposible y que siempre hay que enfrentar los problemas con una enorme sonrisa.
Daniela, de 29 años trabaja desde hace un poco más de nueve años en el restaurante “El Patio” de la capital. Orgullosamente le hace de mesera y vende pollos.
Además de eso, es una luchadora estudiante de la carrera de periodismo en la UNAH y también es madre de dos niños.
A eso hay que sumarle que Daniela, con mucha fe, pudo eliminar unas células pre cancerígenas que afectaron su cuerpo.
Ella es la encargada de vender los pollos en el autoservicio del restaurante, esta desde muy temprano en su puesto de trabajo, debe de condimentar y preparar más de 350 pollos a la semana, ademas picar mucha cebolla, chile y tomate para todo el chismol del pollo, tremenda “chamba” le toca.
En días festivos o en temporadas altas, debe dividir su tiempo y sus capacidades en su trabajo, le toca atender el autoservicio y hacerla de mesera, eso sí, sin descuidar ni uno ni otro y siempre con una sonrisota en el rostro, atendiendo muy bien su trabajo.
“Los días festivos o de graduaciones tengo que estar en el auto pollos y como mesera, me toca estar pendientes con las órdenes de los clientes, sin tener que equivocarme y atender a quienes vengan a comprar pollos ja, ja, ja pero es algo que ya con el tiempo le he ido agarrando cancheo…”, cuenta.
“Muchas veces me ha tocado faltar a clases porque el restaurante está lleno, pero sé que en esas horas extras me puedo ganar buenas propinas que son una enorme ayuda para mi casa, pero por lo general recibo mucha ayuda de mis jefes porque ellos se preocupan porque uno salga adelante y siempre estaré agradecida por eso”, relata.
Luego de estar rodeada de pollos, cebollas y carnes, debe emprender el camino hacia sus clases, donde pone todo el empeño, gracias a eso ha ido avanzando en la carrera de periodismo de la “U”.
Está a solo pocas clases de graduarse; Daniela no es de las que pone excusas por su trabajo, siempre trata de cumplir con todas y las numerosas tareas que dejan las clases.
Gracias a su carisma se ha ganado la confianza, el amor y la amistad de varias de sus compañeras, quienes sin pensarlo dos siempre le colaboran con todo en sus clases.
“Mis compañeros me apoyan mucho en especial cuando por alguna razón me pierdo una clases; hay una compañera, que me ayuda con tutorías, me explica cuando no entiendo algo, me guía y me da sus recomendaciones, incluso me apoya mucho con mi hija, me regala impresiones y copias que ocupa en la escuela”, dice.
Pero el día de Daniela no termina con sus labores de trabajo o universitarias, pues debe ponerse el traje de madre, esposa e hija.
“Al llegar a casa cuido a mi bebe, reviso las tareas de mi hija y paso tiempo con mi esposo; él me ha ayudado mucho”, dice.
Sin duda que Daniela es digna de admirar. “Primero que todo deseo graduarme, luego pienso seguir estudiando otra carrera, me gusta la de Derecho o sacar mi maestría, quiero llegar lo más alto que pueda”, dice, con orgullo. Y estamos seguros que lo logrará
Fotos: Sergio Montero