Ella, esa sujeto. Ella, esa loca. Ella, que dijo que era puta para escandalizar a los hijos de puta moralistas de esta sociedad.
Ella, que bebe champagne, pero prefiere el guaro.
Ella-singular, que ahora es nosotros-plural, porque no la vamos a dejar sola.
Ella, de quien nunca nos importó su apellido, porque desde hace mucho le decimos simplemente Juana la loca.
Locura divina -como me dijo en una entrevista.
Divinamente loca, rebelde sin boina ni consigna, escandalosa, verbo hecho poesía en el teatro lleno o en el teatro vacío.
Ella, que siempre pensó que Honduras tiene nombre de mujer…
Nadie te está matando, nadie de está corriendo de este mundo. ¿Qué son esos 72 años, Juanita?
Amiga, enemiga, ella, que nunca se quedó callada, necesita de nuestra mano solidaria. Pero ya no las manos que se convierten en aplauso, sino de manos que se meten en los bolsillos o abren el monedero y deposita la ayuda que La Loca necesita para enfrentar el cáncer.
Cáncer de lengua que tontamente cree que podrá silenciarla.
¡Todos a donar que esa sujeto no se nos va de este manicomio llamado mundo!