Negligencia operacional y falta de combustible provocó la tragedia de Chapecoense

Una verdadera tragedia para el fútbol mundial fue la muerte de 71 personas que viajaban de Brasil a Colombia. El pequeño Chapecoense venía desde 2009 ascendiendo de liga en liga hasta llegar al máximo circuito, lograron clasificar a la final de la Copa Sudamericana y enfrentarían al Atlético Nacional dirigido en aquel entonces por Reinaldo Rueda.

Ayer la investigación se cerró y comunicaron que el accidente ocurrió por la falta de combustible del avión, el accidente se produjo el 28 noviembre de 2016 y 71 personas perdieron la vida, tripulación, periodistas y casi todos los directivos y jugadores del Club Chapecoense. Hubo tan  solo cinco sobrevivientes. Dos jugadores, un periodista y dos miembros de la tripulación.

Así lo reveló este viernes el jefe del grupo de investigación de accidentes de la Aeronáutica Civil de Colombia (Aero civil), coronel Miguel Camacho, que señaló que se constató que el avión no tenía la cantidad suficiente de combustible.

“La aeronave se abasteció con 1.636 kilos de combustible en Santa Cruz para completar 9.300 kilos. Esta cantidad era insuficiente para completar el vuelo entre Santa Cruz, Bolivia, y Rionegro, Colombia. La cantidad mínima del combustible debía ser 11.603”, detalló el coronel Camacho.

El informe final, presentado un año y cinco meses después de la tragedia, señala además que la compañía Lamia planeó este vuelo sin escalas y no cumplió con los requisitos de cantidad mínima de combustible exigidos por las autoridades internacionales.

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El vuelo no cumplió “los requisitos de cantidad mínima de combustible para completar un vuelo internacional; no tuvo en cuenta el combustible requerido para ir al destino”; para “contingencia, que es un cinco por ciento en este caso”; para “ir al alterno, que en este caso era Bogotá, y un combustible mínimo para poder aterrizar”, añadió el coronel Camacho.

En los resultados de la investigación, que involucró a autoridades e instituciones de Colombia, Brasil, Bolivia, Estados Unidos e Inglaterra, se explica que la empresa y la tripulación no tomaron la decisión de aterrizar en otro aeropuerto pese a que eran conscientes de que no tenían la gasolina suficiente para completar el vuelo.

“El avión pudo haber despegado con el combustible totalmente limitado de manera que insistimos que era obligatoria una escala intermedia, agregó al referirse a que ni la tripulación ni la empresa tomaron una decisión.

Otra de las conclusiones fue que Lamia tenía problemas de organización, una compleja situación económica y dificultades en su gestión de seguridad operacional.

“No cumplía las políticas de combustible. Efectivamente tenía una política escrita, hacía eco la empresa en sus manuales de los estándares internacionales sobre combustible, pero no los cumplía”, detalló.

Una verdadera pena que por negligencia se haya ocasionado esta tragedia.

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