Cuando uno va a la Feria del Agricultor se encuentra con infinidades de cosas, entre ellas, los olores mixtos de las comidas, los colores radiantes de las frutas, verduras y flores, la amabilidad de las personas que lo saludan de “Mi amor” para arriba.
Todo esto llama la atención, así cualquier cliente compra. Pero también llama la atención que justo en los primeros puestos del segundo portón se encuentra un señor muy carismático.
Se llama Santos Chávez, es de ojos claros, tez blanca, estatura baja y con una sonrisa que aparece con la misma frecuencia con que cambia de sombreros.
Sí, es súper ingenioso, pero esto es su manera de promocionar su producto y venderlo.
“Hay días buenos y hay días muy malos en los que la gente no compra nada, porque prefieren otra cosa y no un buen sombrero, una hamaca o varios trompos”, dice don Santos.
Según cuenta, las personas solo llegan a probarse los sombreros, porque les llaman la atención y hasta ahí nadie le compra.
“Como los sombreros son de Santa Bárbara, son bien bonitos y llaman bastante la atención de cualquiera”, explica.
Don Santos no solo se encarga de vender sombreros, sino productos que él llama “del olvido”.
¿Del olvido?
“Sí, trompos, machetes de juguetes para el día del Indio, sandalias de cuero, cabuyas y cosas así”, dice.
“La gente ya no busca cosas así es raro que ahora un niño se va a poner a jugar con trompos”, aseguró.
Si vos jugaste trompo, podés ir donde don Santos y comprar uno y le enseñés a tu hijo a divertirse como en los tiempos de antes.
