Dejate de joder y decile sí a la H

Así como están las cosas en la Selección Nacional, Carlos Costly, en un treinta por ciento, con las piernas enyesadas y un solo ojo, le aportaría más a Jorge Luis Pinto que los demás delanteros.

Algo sucede, pero cada vez que Carlo se pone la camiseta de la H, su nivel se incrementa. Es como le sucede a un súper héroe cuando se coloca su capa.

(Aunque habría que ver cómo se siente al momento de ponerse esas feísimas camisetas de la H de Joda, digo, Joma).

Carlo se agiganta en la Selección, marca, golea, contagia, lidera, mastica ese plástico cabalístico, hace la Costlyña, mete miedo a los rivales…

Porque hay dos Carlos Costly. Uno es el jugador que nunca se consolida en los clubes que lo contratan, y otro es esa fuerza que no se achica ante ningún obstáculo con la blanca con cinco estrellas y el 13 en la espalda.

En la Selección Nacional de Jorge Luis Pinto, no hay nadie que sea capaz de encender la chispa de la pasión de la forma en que lo hace el hijo de Allan Anthony, aquel zaguero central que fue titular en los tres partidos de Honduras en el Mundial de España 82.

Ningún futbolista -y eso incluye obviamente a los delanteros-, posee la capacidad de contagiar al equipo nacional de la manera en que lo hace Carlo Costly.

Curiosamente, los hombres de ataque de Honduras tienen algo en común: son extremadamente pasivos, especialmente Jerry Bengtson y el Choco Lozano.

 

CARLO COSTLY es el último sobreviviente de una especia en extinción e Honduras: la de delanteros con carisma capaces de cambiar por sí solos la historia de un partido.

Por eso es que extrañamos tanto -y no digamos el pobre Pinto-, a tipos como Dolmo Flores, Tyson Núñez, Eduardo Bennet, Carlos Pavón, Enrique Reneau y los hermanos Suazo: Nicolás y David.

Hasta los rivales de Honduras en la cuadrangular reconocen que la ausencia de Carlo en la H es algo que les da alivio. Un dolor de cabeza menos. Un peso que se quitan de encima.

Muchos lo descartan en la Selección por aspectos que, en mi opinión, no tienen ninguna validez, como la edad (33) y su tendencia a polemizar.

Esos son factores secundarios si es capaz de darnos un Aztecazo o de anotar goles como aquellos que le hizo a Canadá de zurda en el Olímpico de San Pedro Sula y a Ecuador en el Mundial de Brasil 2014.

La falta de continuidad y de ritmo las irá adquiriendo poco a poco. Los próximos dos partidos eliminatorios son dentro de tres meses. Así que hay tiempo. No de sobra, pero sí el necesario para que llegue en mejores condiciones físicas que las actuales.

Aunque apenas ha jugado un partido en más de seis meses (con Olimpia, en San Lorenzo), el entrenamiento diario y varios juegos en el Clausura del próximo año, le permitirán aceitar la cadena de la Costlyña.

Carlo Costly es el único capaz de iniciar la REVOLUCIÓN de ánimo y de entrega que la H tanto necesita.

Nadie más.

Él se hace el difícil, pero el sentimiento que la H despierta en su corazón lo terminará conquistando. Más temprano que tarde.

“Los que se han hecho a un lado ya no quieren estar en la Selección, como el caso mío. Nadie es indispensable. Están los demás chicos y ellos son los que van a sacar ese barco adelante”, ha dicho Carlo cuando le preguntan si volverá a la H.
Y agrega: “No estoy al 100 por ciento y para para estar en la Selección hay que estar al 200 por ciento como estaba antes o como estábamos los que jugábamos en otros lados, pero para estar ahí hay que sudar la camiseta a un 200 por ciento. Yo no quiero ir allí de paseo”.

Carlos Costly se equivoca. No lo ocupamos ni al 200 ni al 100 por ciento. Así como están las cosas, con que llegue en un treinta por ciento nos sobra y basta.

Así que Carlo, ya dejate de joder y decile a la Selección Nacional.