@avatala@MOTAGUAcom@juandiegozelaya@ricardo_hn@robmazariegos5 Espectáculo puro en las gradas del.Nacional este campeonato es nuestro! pic.twitter.com/Cbc0VSJDR9
— yester urquia (@yssant) 11 de diciembre de 2016
En los últimos años nos la hemos pasado quejando sobre la asistencia del público a los estadios en nuestro país, y claro, todo con justa razón, ya que es muy complicado ver a los inmuebles siquiera con el 50% de su capacidad, algo simplemente lamentable.
Para poder ver a los estadios con sus mejores galas es necesario que sea un partido de la Selección Nacional, que se juegue un encuentro de gran importancia en la Liga de Campeones de la Concacaf o que sea la Gran Final de nuestro torneo local, tal y como sucedió este domingo en Tegucigalpa.
Sinceramente la hinchada del Motagua se voló la barda… ¡Honor al fútbol!
- Gran Final de Ida, Liga Nacional
Motagua 1-0 Platense
Estadio Nacional, Tegucigalpa
El aficionado de las “Águilas” se dejó llevar por sus sentimientos, acudió al estadio lleno de ilusión, con ganas de inyectar ánimos en sus jugadores y hacer sentir nervioso al visitante, conscientes de que se juegan el máximo premio del presente torneo.
Este domingo se vivieron momentos bellos que solo ese deporte que conocemos como fútbol nos puede brindar, esa pasión que se demuestra en un grito, un movimiento o una mirada, como la de esta seguidora minutos antes de comenzar el partido.
En el olvido quedará la mala actitud de encender bengalas y provocar que el partido se suspendiera por unos minutos, sin embargo no es culpa de los aficionados, estos simplemente se dejaron llevar por el momento, no lograron controlar su corazón y se hicieron sentir como solo ellos lo saben hacer.
Lamentablemente tenemos que esperar este tipo de partidos para ver como la pasión por el fútbol nos vuelve locos a los hondureños, tal y como sucedió aquel 20 de octubre del 2015, cuando Motagua empató 1-1 ante el América, siempre en el Estadio Nacional, o como cuando el Olimpia empató 4-4 ante el Pachuca, esto también en la Liga de Campeones de la Concacaf.
En fin, esperemos que lo que se vivió en Tegucigalpa sea una antesala de lo que se vivirá en Puerto Cortés el próximo domingo, cuando en el juego de vuelta se decida al campeón.
