“A los pobres hay que enseñarles a pescar… no darles el pescado”

por TRIPLE G

“En lugar de darle el pescado, lo que hay que hacer es enseñarles a pescar”. Esa es la frase que algunas personas usan para referirse a programas sociales como el Bono, los eco fogones, los techos, las letrinas, la reparación de viviendas y el piso de cemento.

Sentado frente a una computadora, en un cuarto con aire acondicionado, con la barriga llena de comida y crocs, es fácil criticar esta asistencia social que el Estado, por cierto, está obligado a hacer.

En países pobres como Honduras, hay cosas que son para ya, no para mañana. ¿Qué se debe hacer con una casa por la que entra un río por el techo? ¿Se le debe enseñar a la persona cómo se hace un techo o se le debe ayudar ya?

Claro, aquellos que no deben soportar el humo de un fogón tradicional, y enfermarse de sus pulmones, ojos, piel o vías respiratorias, critican o ven de menos cuando una familia pobre es beneficiada con un eco fogón.

Anecdótico es que a JOH le digan “Juan Fogón” o “Juan el Fogonero”. Lo que no es anecdótico es que miles de mujeres se enferman -y muchas mueren-, por ese asesino silencioso con el que conviven a diario en sus cocinas.

Los que ya fueron gobierno en el tiempo de Mel son los que más usan esa frase “En lugar de darle el pescado, lo que hay que hacer es enseñarles a pescar”.

Lo hacen mientras beben vino, hablan de Hugo Chávez o ponen la música de Los Guaraguao (música bonita, pero que los ñurditos utilizan como himnos de resentimiento social).

¿Y acaso Mel no regaló tractores? ¿Y por qué no les enseñaron entonces a los campesinos a fabricar tuercas, llantas, ensamblar, partiendo de eso de que “En lugar de darle el pescado…”.

Los países pobres no pueden darse el lujo de olvidarse de los que me menos tienen, porque el hambre y la miseria no esperan.

Claro, eso no soluciona la totalidad del problema. Por esa razón, a la par de los programas sociales hay que generar empleos, mejorar la calidad de la educación, combatir a la delincuencia…

¿Es justo, correcto o decente dejar a la mano de Dios a una familia cuyos hijos se enferman porque el piso es de tierra?

A enseñarles a pescar, sí. Pero hay casos en que urgente darles el pescado.

Pero esto es algo que no entienden, ni entenderán jamás, los que siempre han vivido en la comodidad, personas insensibles que no saben lo que es la solidaridad, pero que hablan en nombre de las mayorías con un discurso desfasado, aburrido y mecanizado.

Si usted tiene piscina en su casa, es de esperarse -aunque no se justifica-, que vea como insignificante que el Programa VIDA MEJOR instale filtros o pilas de agua en viviendas pobres.

O, ¿qué impacto puede tener en aquellas personas que poseen canchas de tenis en sus mansiones, que haya una cementación masiva para reducir el número de viviendas con pisos de tierra?

¡Cuánta mezquindad!

¿Por qué no podemos alegrarnos cuando una humilde mujer recibe las llaves de su casa, pequeña, pero digna?

¿No tiene derecho un pobre a que el Estado le dé los papeles que lo hacen dueño de su propia vivienda?

Ya me gustaría ver a aquellos que tanto critican estos programas sociales meterse las manos en sus bolsillos y darnos una muestra de su generosidad con los más necesitados.

Pero qué iluso que soy. Lo de ellos es criticar todo lo que se hace, cegados por su idiotez ideológica. Para ellos, lo único bueno en el mundo es el desmadre que hay en Venezuela.

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