“Sí, yo le metí fuego a esas montañas…”

Escrito por: Arturo Sosa


Todavía no sé exactamente cómo, pero sí, yo lo hice.

Tal vez las quemé con las colillas de cigarro que arrojo de vez en cuando por las ventanillas del carro. O tal vez con mi indiferencia. No lo sé. Lo que si sé, con absoluta seguridad es que muchos de ustedes fueron mis cómplices. Ustedes me ayudaron a quemarlas.

¿No es cierto? Entonces, díganme: ¿Cuántos de ustedes fueron a tratar de apagar el incendio? ¿Cuántos de ustedes fueron a ofrecer ayuda, de cualquier tipo, a los bomberos y soldados que luchaban por apagar las llamas? ¿Cuántos?

¿Cuántos de ustedes les llevaron a estos anónimos apaga fuegos un vaso de agua?¿Una botella de Coca Cola? ¿Una palabra de aliento, de felicitación?

Yo no lo hice… ¿Y ustedes?

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Foto de Larisa Vargas.

¿Cuántos de ustedes, sabiendo que año con año pasa lo mismo, se organizaron para hacer rondas en las propiedades privadas? ¿Cuántos de ustedes, como ministros, directores, diputados, asistentes, pensaron en tomar medidas preventivas a nivel nacional, regional y local? ¿Cuántos de ustedes pensaron antes de que llegara la tragedia?

Yo no lo hice… ¿Y ustedes?

“Es que a mi no me toca apagar eso”-decimos. “Eso le toca hacerlo al gobierno, al alcalde, a la SERNA, al Ejército…” Pues sí, pero pues no. Porque esos incendios si nos “tocan” a través del aire enviciado que inhalan nuestros hijos, familias y mascotas.

Nos tocan a través de la perdida del valioso paisaje, de la biodiversidad que muere, se pierde y que nunca volveremos a ver. Del calor infernal que vivimos, y por el humo que no permite entradas y salidas de aviones. Tocan nuestros bolsillos por el consumo excesivo de energía eléctrica de nuestros aparatos de aire acondicionado siempre encendidos. Por la gasolina extra que cargamos en nuestros carros gracias al aire frío puesto hasta el tope. A todos nos tocan.

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Hablamos mucho. Hablamos papadas. Porque los culpables son esos que llamamos “La gente”. En Honduras, los malditos siempre fueron, son y serán ellos, “La gente”. Ellos, no nosotros.

Y somos buenos para criticar: “¡Qué barbaridad!”- exclamamos con fuerza. “Deberían de meterlos a la cárcel” -gritan otros. Los más enojados hasta recomiendan quemar vivos a los pirómanos. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?

Si los primeros en quemar son los agricultores (desde las grandes cañeras hasta el campesino en las montañas); los que crían ganado para evitar las garrapatas; les siguen el señor o la viejita que queman la basura y termina en los que tiran los cigarros por la ventana del carro. Por supuesto, no nos olvidemos de los pirómanos, esos locos obsesionados con el fuego.

Somos casi todos y hablamos mucho. Hablamos papadas.

¿Dónde estaba esa Izquierda Resurgida cuándo se quemaron estas montañas? ¿Reunidos para planificar la próxima asamblea informativa? ¿Dónde estaban los ocultos grupos de choque para las protestas magisteriales? ¿Dónde estaban los que reciben la tarea de pintar paredes y muros con letreros de “Abajo el capitalismo”? ¿Dónde estaban…?

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¿El pueblo unido jamás será vencido? Por favor. No somos más que una Izquierda de cafetín.

¿Dónde estaban los artistas? ¿Los intelectuales? ¿Los diputados? ¿Los Camisetas Blancas?

¿Dónde estaban las iglesias evangélicas? ¿Los católicos?

¿Dónde estaba la Cúpula Empresarial? ¿El Colegio de Ingenieros? ¿El Colegio de Biólogos?…¿La SERNA?…¿Las cooperativas?…¿Los olimpistas?…¿El Colegio de Abogados?…¿Los motagüenses?… ¿Los Rotarios?…¿Los fiscales?

¿Por qué no se activaron a todos los cientos y cientos de cuadros políticos que se armaron para las elecciones? ¿Dónde estaban todas esos líderes del triunfante Partido Nacional o del Partido Liberal? ¿Dónde estaba el PAC? ¿Por qué SI se organizan con transporte terrestre, helicópteros, comida, gasolina y seguridad para las elecciones y NO para luchar en estas montañas?

Ah…
Solo hablamos papadas. Solo hablamos pupú. Solo somos una Derecha carcomida por la corrupción.

Si, yo le metí fuego a esas montañas. Tal vez con mi indiferencia, tal vez con mis cigarrillos. Y muchos de ustedes fueron mis cómplices.

Que La Fuerza nos acompañe… ¡Siempre!


¿Acaso no hemos reaccionado?

Parecerá difícil de creer, pero esta columna escrita por Arturo Sosa fue publicada en un blog el 25 de abril del 2014 (Click aquí para ver la publicación original)Increíblemente el tiempo ha pasado y nuestra sociedad no ha reaccionado.

Hoy, lamentablemente, todas esas palabras caen como anillo al dedo de todo lo que está pasando en El Hatillo y La Tigra, donde nuestras montañas han sido heridas.

Tenemos mucho que pensar…