Ya pasaron las elecciones primarias y me pone de correr todo el trayecto de mi casa a la oficina, de la oficina al súper, del súper a nuevamente a casa ese montón de publicidad política que ya debería estar siendo reciclada o en la basura.
Las mismas empresas que se encargan de poner los rótulos con la cara de “felicidad” de todos los aspirantes que sonríen al pueblo exigiendo su voto son las que deberían estar a cargo de bajar toda esa contaminación visual que nos rodea.
La campaña electoral ha dado una muestra de civismo y de fervor patrio sin duda alguna, pero ya estuvo pues. Es necesario quitar ya toda esa publicidad de todos los postes, arboles, ventanas, edificios y que volvamos a la normalidad.
Por unos meses aunque sea, porque dentro de poco volveremos a escuchar las canciones, ver fotos “fotochopeadas” de los aspirantes a puestos de elección popular sin ningún tipo de propuesta visible. Únicamente tratado de convencer al pueblo con su apariencia física para que les den el voto en las generales de noviembre.
¡Más acción quitando todo eso!
