Aló, señor Antitico.
Sí –contestaría yo.
Lo llamamos de la Lotto. ¡Usted se acaba de ganar cinco millones de lempiras!
Quéééééééé –sería mi reacción. Y caería al suelo, redondo de un desmayo.
Pero no, yo no tengo la suerte de Keylor Navas, un portero que se ganó la lotería cuando lo contrató el Real Madrid y que acaba de demostrar que no está dispuesto a dejar ir la buena fortuna que le sonríe.
Al extremo que, como una cordal a la que ni siquiera un cartucho de dinamita puede arrancar de raíz, se aferró al Madri a pesar de que sabía que en ese equipo no confían plenamente en él.
Seamos honestos: Keylor es un portero para equipos, y creo que le hago un favor, como el Atlético de Madrid, pero para grandes de Europa tipo Barcelona, Juventus, Bayern, el mismo Madrid, PSG, entre otros, NO.
Así, en mayúsculas: NO.
NO, NO, NO… por si no leyeron bien.
Pero gracias al enredo que se armó entre el Machester United (que prefirió un millón de veces retener a David de Gea a como diera lugar), y el Madrid, Keylor seguirá “cuidando” el marco del equipo más famoso del mundo.
Y que la aproveche, porque a inicios del otro año, cuando se dé otra vez la fecha de compra, venta y préstamos de jugadores, el Real Madrid, casi con toda seguridad, comprará a otro guardamenta.
Porque el rollo, querido Keylor, es que ni Florentino ni Rafa Benítez confían en vos.
Así de sencillo, my friend.
El vacío que deja Iker Casillas es difícil de llenar, y no será Keylor el que lo haga. Así de dura es la realidad.
Aunque Keylor se “mate” en entrenamiento y gaste hasta la última gota de sudor, no se convertirá en un gigante de la portería.
Es como si a mí me dieran un curso intensivo de física nuclear o de matemática cuántica (¿Qué carajo es eso?)…
Por más que me martillaran fórmulas y ecuaciones en mi cabeza, de nada serviría, porque dando gracias a Dios sé cuánto es la suma de dos más dos.
Lo que no me impediría gritar de la emoción si me llamaran de la Lotto para decirme que me acabo de ganar cinco millones de lempiras.
Pero claro, habemos hombres sin suerte… y está Keylor Navas.