Diego VINO a triunfar…

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RadioHouse pasó un momento ameno con el técnico de Motagua Diego Vázquez. Habló de todo un poco.

Diego Vázquez le recuperó la memoria a los jugadores de Motagua en una época oscura donde no existían la convicción,  ni  sed  de campeón. En su primera campaña obtuvo el tercer lugar, en el segundo torneo quedó campeón y en el tercero subcampeón.

El DT de los azules pasó un momento distinto como pocos en esta entrevista exclusiva de Radio House… donde prevaleció el vino, el queso parmesano, las aceitunas y el tango de Carlos Gardel.

¿Cómo iniciaríamos una entrevista con Diego Vázquez sin hablar de fútbol?

Sin hablar de fútbol… bueno me podés hablar de vinos, incluso traigo vinos y los vendo. Soy de Mendoza donde se da el vino, prácticamente crecí comiendo uvas desde chiquito y en todas las casas, parques, patios, siempre hay viñedo, en mi casa había viñedos. Antes de febrero, en todo el verano, nos la pasábamos comiendo uvas. Mis padres toman a diario vino para almorzar o cenar. Allá se toma el vino como si fuese una cerveza.

¿Te sorprende  que aquí en Honduras no se practique ese hábito?

No, es normal. Aquí no se da, porque el clima no se presta. Hace mucho calor y lo toman es el vino blanco o frío. Hay gente que toma vino tinto al tiempo, pero hace mucho calor, allá, en Mendoza, se toma a 16 grados y siempre hay que ponerlo un poquito a enfriar, pero el clima de aquí es más tropical. Acá también se toma el ron y me gusta, pero no se puede tomar tanto.

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Diego contó como fue su infancia en Argentina.

¿Y cuál es tu ron favorito?

Cualquiera… me gusta tomarme un buen ron con hielo, pero poco y con medida. La cerveza no me gusta, quizás una cerveza negra alemana. Obviamente, si no hay otra cosa me puedo tomar uno o dos cervezas.

¿Hablanos de tu infancia?

Crecí en una familia de cuatro hermanos (Gustavo Fabián, Fabiana Alejandra, Maria Soledad y yo), fui un chico de barrio, mi infancia fue linda, iba a la escuela y jugaba. La familia de mi papá siempre trabajó y desarrolló diferentes actividades como una la empresa de fábrica de collares de perro, tapicería. Mi madre fue ama de casa, fuimos una familia normal de Argentina de San Martín de Mendoza de clase media.

Y con los estudios… ¿Fuiste un cabeza hueca o estudiante aplicado?

Fijate que siempre me gustó jugar y estar en la calle, estudiaba muy poco, pero pasaba las clases.  Ya en segundo año de Comercio Interior, jugaba y estaba en la Universidad.  Y a los 25 años llegué a Honduras y comienzo con Motagua.

¿Y cómo le dijiste a tus padres que te inclinabas más por la pelota?

Mi hermano (Gustavo Fabián) era muy apasionado, pero a él le tocó el servicio militar en las Malvinas, jugaba en las inferiores y eso lo mató. A los 18 le tocó hacer dos años el servicio militar y eso lo retiró. Jugaba de lateral izquierdo, pero era derecho, era atrevido y pasaba al ataque, era mi ídolo y vos sabés que uno siempre sigue el hermano mayor.  Siempre me inculcó que siguiera;él estudió medicina  y la vida lo llevó por otros caminos, pero siempre me insistió en que siguiera jugando.

¿Por qué agarraste un puesto tan ingrato?

Yo creo que tiene que ver con mi hermano, porque yo jugaba con los más grandes y me mandaban al arco, era el más chiquitito y me agarraban a pelotazos contra la pared. Me gustaba, y a partir del Mundial del 78, cuando aparece Ubaldo Fillol, que era la figura. Entonces me mandaban al marco y ya me empezaba a gustar.  En el colegio jugaba mucho handball (balonmano). Me tiraban con la mano y me mataban a pelotazos, solo eso jugábamos en la escuela, entonces sí jugábamos mucho en la escuela nos ensuciábamos, los maestros preferían que jugáramos mejor handball. Ahí empecé a ser portero.

La plática se pone buena con cada confesión de Diego. Luego llega el momento de sorprenderlo. Le muestro un video que fue producido en 1997, era la época en que llegaban los celulares móviles con antenas. Suelta una tremenda sonrisa, no lo puede creer…

En la imagen se ve a Diego con pelo largo y un poco más delgado.  “Ese fue el primer celular que llegó al país. Ese video fue en el estadio Nacional, me tiré varias veces, fueron como tres horas. Me sorprende que lo tengás, fue un buen recuerdo”, dice Diego.

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Le mostramos al DT un vídeo comercial que hizo en los 90 en su etapa de jugador.

Te bajás del avión y aparece un argentino alto con el cabello largo y con aretes… ¿Cómo fue ese momento cuando te incorporás a Motagua?

Fue un poco raro, porque en esa época saludábamos con un beso a los compañeros.

¿Y lo hiciste en Motagua?

Sí, cuando llegué saludé a todos con un beso. Era la costumbre y saludé a todos. Solo Presley Carson dijo “No, beso no”… Los demás normal, solo se reían. Con el tiempo fui aprendiendo y ahora lógicamente ya no lo hago.

¿Fue vergonzoso para vos ese momento?

No, para nada, yo lo hacía natural y no sabía, después con el tiempo aprendí, pero  los compañeros siempre se acuerdan de ese momento, fue gracioso. Fue un buen recuerdo, siempre estuve con buena onda. Recuerdo que los extranjeros de x nacionalidad se quejaban de todo, del aeropuerto, la comida, canchas. Cuando un extranjero viene y se queja de todo es muy difícil que le vaya bien y yo recuerdo que aprendía de todo. Siempre tuve una actitud positiva ante todo. Ahora, con los jugadores que tengo, trato de transmitirles esa alegría y que hagan lo que les gusta.

Bueno, no me vas a negar que en tu etapa de jugador te llovian las mujeres hondureñas y siempre te vieron como un ícono sexual…

Me vas a poner colorado.

¿Cómo le hacías para manejar ese momento?

No te voy a negar que me hayan dicho varios atractivos (piropos), por ejemplo, una mujer en Diunsa vino, me agarró el pelo y me dijo que su sueño era tocarme el pelo. Otra chica me escribió una carta de 365 páginas, una por día y todavía la tengo… No la pude leer toda. Pero vine con mi novia y me casé con ella, tengo tres hijos, dos hondureños y otro argentino y viví aquí. Ahora que hay Facebook me siguen y tengo muchos seguidores, pero trato de  ser cordial.

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Es una mala percepción mía, pero en las comparecencias de prensa te veo amargado… ¿Qué hay del Diego Vázquez que llegó a Motagua con cabello largo, aretes y jodión?

La alegría siempre está, lo que pasa es que hay momentos y obviamente hay que mantener la distancia. Mi función es otra, pero no creás… siempre intento mantener alegría y trato de no confundir las tareas de cada uno en el trabajo.

¿Qué tanto te absorbe el fútbol?

Bastante, lo que pasa es que esta profesión de ser técnico te absorbe mucho el tiempo mental, estar preparando los partidos como si fuese un partido de ajedrez largo, termina el partido y tenés que analizarlo, ver videos y corregir errores.  Hay veces que estoy con mi mujer y mis hijos, me preguntan algo y yo estoy pensando en el partido, en las jugadas. Paso en un limbo.

Cuándo llegás a Motagua la gente te ve como un portero y no como un DT de experiencia…

Era normal que la gente tuviera desconfianza, pues me recuerdan como el portero que fui en Motagua, pero tenía mucha experiencia en el fútbol hondureño (15 años), jugué en equipos grandes, medianos y pequeños. Jugué los tres clásicos del país y conozco la idiosincrasia de los jugadores. Entonces, eso lo tenía a favor, después elegí la gente de mi confianza y con ellos iba a recorrer el camino.

Y luego…

Le apostaba a mis amigos que por lo menos tenía que entrar a la liguilla con Motagua, sino entramos a la liguilla me hago monje o en Mendoza me hago Buda y me hago un exiliado. No era posible que Motagua tuviera un año de no entrar a la liguilla.  En el primer torneo entramos de terceros y nos eliminó Marathón;  en el segundo quedamos campeones y en el último perdimos las final ante Olimpia.

¿Te asombró el desastre que era Motagua cuando vos llegaste?

Totalmente, era un club grande que estaba desordenado. A los jugadores les dije en  la primera charla que esto estaba mal, antes Motagua era un cabaret, esas eran mis palabras y que lo íbamos arreglar. Era un chismerío, de “Me dijo, me dijo”  y no había un orden a nivel de jugadores. Todo lo hicimos paulatinamente  y nos acompañaron los resultados.

¿Cómo viviste tu primer título de campeón?

Espectacular, no tengo palabras. Me acuerdo que cuando hizo el gol Rubilio Castillo ya quería que el partido terminara, fue una alegría indescriptible. He ganado cinco títulos como jugador y uno como técnico, y sé que eso es difícil y más con el equipo que teníamos, porque tampoco fue un equipo de estrellas. Ojo… Hoy la gente ve a los jugadores como estrellas, pero es el mismo equipo que arrancó hace tres torneos, nadie creía en ellos y que era de un presupuesto bajo. Hoy los jugadores se potenciaron y siguen creciendo como figuras.

 

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“Por el fútbol paso en el limbo”, dice Diego. 

¿Cuál ha sido el poder de convencimiento que le has dado a tu equipo?

Fuimos poniendo a cada uno en su lugar y lo hicimos con mucho respeto, tolerancia y  gratitud. Eso nunca faltó en mis charlas técnicas. Aquí todos son importantes y así tuvimos éxito.

¿Sebastián Portigliatti ha sido tu mayor acierto?

Yo me río, porque Sebas es un arquero con virtudes de las falencias que yo tenía. Maneja bien ambas piernas  y yo era de más personalidad. Cuando lo traje decían que era mi primo, pero ahora que lo resaltan siempre me acuerdo de eso. Me alegra por él y se lo merece.

¿Y es cierto que primera lo ibas a fichar con Real Sociedad?

Ahh, sí, es cierto… Andás bien informado. Tenía un amigo en común, me preguntaron por un portero y les mandamos un vídeo…  Es cierto lo que decís.

¿Te dio bronca perder el pase a la final de la Copa Presidente con Platense y de paso el primer lugar de las dos vueltas del torneo de Liga?

Mirá, lógicamente hicimos 37 puntos (Liga), eso es positivo y no pasar a la final con Platense no fue lindo, pero en realidad el partido lo perdimos en Cortés  y aquí empatamos por una decisión arbitral.  Pero este país no te da para tantos de partidos seguidos… Si vos ves los diarios, te venden seis u ocho páginas de Champions.

¿Te da tristeza eso?

Totalmente, eso es falta de identidad total. Aquí hay un clásico español y parece que estás en Madrid o Barcelona. Eso no pasa ni en Costa Rica y eso que tienen a Keylor Navas jugando en el Madrid. Hay que potenciar más lo nuestro, me gustaría ver más camisetas de lo nuestro, pero esos son las leyes y el mundo de hoy es lo que vende. Vos le preguntás a un niño quién es el arquero de Marathón y no sabe… quizás un hincha. Deberíamos tener referentes alcanzables…

FRASES DE DIEGO

“Al principio me molestó que me dijeran la Barbie, como dudando de mi masculinidad pero ya después normal. Ahora estoy tranquilo”.

“Soy poco para la tecnología, por ahí leo una noticia del país o de Argentina, pero no paso mucho en redes sociales”.

“Para que haya éxito en un equipo las tres patas de una mesa tiene que estar en orden, en armonía”.

“Junior Izaguirre es el gran capitán y es el técnico dentro de la cancha. Me gusta mucho la figura de él, porque transmite con el ejemplo, es el primero en llegar y el último en irse”.

“Me hubiese gustado jugar en la Selección Nacional. Se decía que me iba a llamar Bora o Rueda, y me quedo esa espinita y esas ganas de jugar para Honduras. Voy a saldar la deuda si llego a ser entrenador de Honduras”.

“A Héctor Vargas no lo trato desde que soy técnico. Han pasado cosas folklóricas e inocentes, pero no me gustaron un par de declaraciones que hizo; nadie sale campeón por suerte”.

EL MENÚ RADIO HOUSE

Diego Vázquez: Un incansable buceador del equilibrio.

Motagua: Mi casa.

Primi: Ingratitud.

Bicampeonato como jugador: Los mejores títulos.

Amado Guevara: Un ídolo y compañero.

Selección Nacional: Que la vaya bien siempre.

Bicampeonato: Un sueño.