Soy ANTI-TICO… ¿Y qué?

Con violencia inesperada han reaccionado mis “amigos” ticos por mis opiniones sobre Keylor Navas.

Relájense.

Tranquilos.

Tómense un tecito de tilo para los nervios. O hagan asientos en agua tibia para calmar la tensión.

Les ha molestado que yo escribiera que el marco del Real Madrid debe ser defendido por un portero de un nivel superior al de Keylor.

Me disculpan, pero yo no sabía que es prohibido opinar.

¿Dónde compraron ustedes las pastillas de la verdad? ¿Se toman en ayunas o antes de acostarse?

¿Me caen mal los ticos? Personalmente no; esto es estrictamente en un plano deportivo, nada más. Así que no sean tan sensibles.

Si soy indio, feo, bajo, panzón, calvo… eso no importa. No viene al caso.

Acepto, eso sí, que diferencia de la mayoría de los hondureños, mi “pica” no es con los mexicanos, sino con los ticos.

Para ser sincero, no puedo sentir animadversión (si no saben qué significa, busquen el significado en el diccionario, no sean bueyes), por un país que nos ha hecho reír con Cantinflas y Chespirito.

Y que, además, nos dio: a Juan Gabriel, José Alfredo Jiménez, a Pedro Infante, al Santo el enmascarado de Plata; a Emiliano Zapata; Juan Rulfo y Octavio Paz; Café Tacuba; los murales de Diego Rivera; los ganchos al hígado de Julio César Chávez; los chilaquiles y el mariachi.

Ah, y el tequila, cabrones.

¿Y LOS TICOS? ¿Qué hay con ellos? Además de fusilar al general Morazán, ¿qué otra cosa han hecho?

Es cuestión de gustos. A mí me gustan el guey, no manches, pinche joto, en lugar del ideay, mae.

Mi antipatía futbolera por los tico creció cuando leí a un tal Eduardo Baldares, periodista del diario La Nación que no se tocó el hígado para decir que Jorge Luis Pinto “En lugar de avanzar en su carrera, puso la marcha atrás. Descendió de nivel. Bajó de Costa Rica a Honduras. De la ganadora de ocho cetros centroamericanos a la que solo obtuvo tres. Del octavo lugar en Brasil al equipo que hizo el ridículo en 2010 y 2014″.

¿Ustedes sí pueden ofender?

¿Qué sentirán ahora un montón de hondureñitos babosos que aplaudían los triunfo del equipo tico en el Mundial y lloraron y se tomaron pastillas para los nervios cuando los de Pinto quedaron eliminados en penales ante Holanda?

¡YO ME JALABA EL bigote de la frustración cuando los maes le ganaron a Uruguay, Italia y Grecia! ¡Y casi me lo pinto de anaranjado –los colores de Holanda-, al verlos eliminados de Brasil 2014!

Lo que da risa es que desde derrota ante Holanda, los ticos han estado celebrando como si ellos son los campeones del mundo y no los alemanes. Y en esa burbuja vive el tal Baldares.

Pero no quiero que me mal entiendan. Mi planteamiento es básica –y exclusivamente-, relacionado con la rivalidad futbolera.

Tampoco voy a desconocer que Costa Rica es un paraíso de paz, con grandes avances en educación y seguridad.

ESE TEMA ES HARINA de otro costal, como decimos los hondureños.

Ya en la cancha es otro rollo. Allí les deseo siempre que pierdan.

Si juega Costa Rica contra isla Pitcairn (¿Dónde carajos queda?), pues voy con Pitcairn y quiero que gane diez a cero.

¿Costa Rica versus Togo? ¡Apuesto mil veces por un triunfo de los africanos!

Lo mismo sería si se enfrentara Costa Rica a Vanuatu o Tuvalu.

Y ya no se diga si los ticos juegan contra Nicaragua, El Salvador o Guatemala.

SEÑORES Y SEÑORAS, damas y caballeros, gays, trans, lesbianas y mujeriegos… Espero que les quede claro, que, así como hay anti tanques para destruir tanques y anti bombas para desactivar bombas, yo soy ANTI TICO, y espero, de todo corazón, que no clasifique al Mundial 2018.

Una vez dicho esto, me puedo sentar aquí en Radio House a platicar con un tico (y mejor, con una tica), y contarle por qué yo me la paso PURA VIDA cada vez que a Costa Rica le dan en la madre!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!