BOCAMPEONAZO

Históricamente el hombre se ha esmerado por lograr destacarse, por demostrar que es mejor que sus semejantes, dicho esto y trasladado al ambiente futbolero no hay nada comparable en la vida a salir Campeón. El domingo recién pasado un equipo supo gritar Campeón en un mes atípico para campeonar, y lo logró desde el pico más alto, el sitio ideal donde el resto puede ver y contemplar. Boca Juniors Campeón de la Argentina.

A nivel internacional no fue el mejor de los años, porque depende de los diferentes puntos de vista pero no se sabe con certeza qué es peor, si no acudir a la participación en una Copa Internacional (Copa Libertadores o Copa Sudamericana) o participar y ser eliminado por tu acérrimo rival. Al xeneize le pasó lo segundo. Poco a poco la esencia de lo que se podía lograr comenzaba a visualizarse como algo palpable de tal manera que Arruabarrena y sus dirigidos iban reacomodando un sentimiento que se había desorganizado hace varios años ya.

Boca Juniors no gritaba campeón del fútbol grande de Primera División desde el 2011, cuando logró puntuar tal situación de la mano de Julio Falcioni, un DT que quizás no es recordado acorde a la gran obra que realizó en aquel año en que los bosteros salieron campeones invictos, que no es poca cosa.

El Domingo comenzaba de lo más normal, la incógnita acrecentaba a medida que los segundos y los minutos iban recorriendo el reloj cada vez más cansados en su andar. Un partido de local con Tigre no podía significar mayor problema, o al menos era el pensar de la gente y para ser sinceros personalmente sentía que era casi un milagro que no saliera campeón el domingo, pero el fútbol tiene preparada cada historia para cerrar bocas, y como dice un dicho popular “los partidos hay que jugarlos”.

Las cartas estaban puestas, Boca Juniors al campo de juego, Tigre a tratar de hacer la hombrada. La expectativa estaba puesta en tres cotejos, el partido de Rosario Central en la cancha del Taladro y el Partido de San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, ambos con posibilidades matemáticas. Para Boca el ímpetu se acrecentó desde el comienzo, la Bombonera explotaba, los hinchas se colaban por todas las plateas, la seguridad no fue suficiente, todo esto se sumaba al estruendo que pasaría más tarde. Hasta que llegó el momento esperado de la manera más inesperada, un tiro de esquina cobrado con una sutileza admirable de Lodeiro, obligó a Monzón a cazar en el bosque del área lo que seguramente sería el gol de su vida. Así lo hizo, la bombonera rugió, escuchó explotar una vez más su sonido favorito, la voz predilecta, la voz de la hinchada.

En sí, este campeonato es el resultado del trabajo realizado en todo un año, un campeonato largo con 30 equipos, el mayor número de equipos en todo el planeta, Boca se plantó jugando, proponiendo y me parece que todo lo sucedido tuvo un punto de diferencia especial que tiene nombre y apellido: Carlos Tevez. En Julio, el Apache decía “Ya estoy en casa”, dejando de lado una historia exitosa en Europa, dejando de lado ser la estrella del equipo Campeón de Italia y Subcampéon de Europa para emprender un viaje hacia sus raíces, por el amor a la camiseta.

En Tevez se depositaron los sueños xeneizes, se depositaron las frustraciones y las convicciones, absolutamente todo y el diez respondió. Para entonces Riquelme dijo “La 10 es mía sólo se la presto a Tevez por un rato”. Pienso que quizás es la operación triunfo que clamó a la victoria, Carlos Tevez, una operación que colaboró más allá del plano obviamente futbolístico, en tratar de olvidar uno de los tragos más amargos, la desnaturaleza del gas pimienta, más vergonzante que cualquier derrota histórica.

Boca es Campeón porque consolidó una idea de juego a lo Vasco, un lateral izquierdo de la era dorada del club Xeneize, allá por los comienzos de siglo, pero que supo resguardarse bien en su estrategia para lograr un título que calmara la sed de triunfo, que sirviera de barco para el naufragio en que estaba inmerso el club azul y amarillo. Un juego práctico, apelando a la constancia del nivel de los jugadores más que a lograr un estilo fuera del molde, práctico y seguro, así fue el camino del Bocampeonazo.

Feliz semana, abrazo de gol y nos leemos el otro miércoles.