¡Hola Amigos y Amigas y Radiohouse.hn!
Nos volvemos a encontrar en el mismo lugar por el mismo medio, qué placer. El Sábado se define una nueva edición del Superclásico del Fútbol Hondureño. En la lista cuantiosa de partidos suele haber jerarquía, no se puede obviar. Igual pasa en nuestra liga Nacional, hay enfrentamientos que estan una escalón más arriba que el resto y eso es lo que sucede con Motagua vs Olimpia.
No es un partido más, pero al parecer no todos piensan igual. Un Supérclasico de Honduras no es un partido que valga la pena programarse para un Lunes o tirarse a la deriva. En esta ocasión se juega el Sábado por la noche, al final soy de los que piensa que futbolísticamente se puede jugar cualquier día pero extrafutbolísticamente no se puede jugar cualquier día, especialmente cuando la ciudad en cuestión es Tegucigalpa.
Jugar el Sábado por la noche impone riesgos que quizás se puedan evitar, no vivimos en Berlín o en Viena, salir de noche del estadio Nacional puede generar miedo al espectador y claro puede llevarlo a tomar la decisión de ver el partido en la casa en lugar de ir al estadio y formar parte de una linda experiencia. En Motagua se ha impuesto una especie de mística en la que jugar los partidos decisivos por la noche le da resultado y es probable que apelen por eso, pero nada se equipara a jugar un hermoso Clásico un Domingo por la tarde, el horario que está tatuado en nuestro subconsciente como el horario del fútbol.
Todo esto es suposición y claro, al final esperemos que no suceda nada qué lamentar. En Materia futbolística se rumora buen fútbol, ida y vuelta como lo observado el Domingo pasado. Emocionante, alucionante, estadio repleto, marco magnífico, esos son los Superclásicos que queremos ver, partidos que olvidan su defensa por gran parte del partido y se esfuerzan por atacar arduamente, por establecer un juego que prevalezca la ansiedad de querer anotar en el marco rival, en pocas palabras: la urgencia por jugar bien. Errores van a haber siempre, los vimos tambien, pero todo es parte de juego, todo lo que hace que el Clásico sea llamado como tal. El Clásico de todos.
Naturalmente me gustó levantarme el Lunes, ir a la Facultad y al hablar con mis compañeros escuchar un “Qué partidazo”, “Olimpia jugó mejor”, “Motagua tuvo para matar pero las falló”. Todos concordaban en algo, lo visto en el partido emocionó a todos, gustó a todos. Pero no es una cuestión de sorprenderse, es que así deben ser todos los partidos que dícese ser llamados ‘Clásicos’ o que llevan la etiqueta como tal.
Olimpia pegó primero con un gol que llenó la retina de asombro en todos. Una pegada formidable, seca, al ángulo que dejó atónitos a todos liberando el éxtasis colectivo en las gargantas blancas. Una distancia poco habitual, un torpedo salió del pie derecho de Méndez y Licona, el héroe de las jugadas anteriores no llegó y la tuvo que ir a traer al fondo.
Motagua tuvo una reacción alucinante, de menos a más, como un águila visualizando su presa desde lo más alto, esperando el momento adecuado, el momento preciso para dar el zarpazo. Después de varios sondeos, el Azul decidió avocarse por el sector izquierdo, mandando un balonazo que fue cazado por Hernández y de un cabezazo violento venció a un Escober que cayó como en una obra de teatro, fusilado.
El segundo tiempo estuvo de más, pero vibró algo en la ciudad, en el país, vibró la pasión que llevamos, algunos la llevan dormida, hay que despertarla.
Recordemos que el fútbol de nuestra tierra es el nuestro, es el de todos. Este espectáculo deportivo concentra la atención de las grandes masas no sólo en Tegucigalpa, sino en todo el país. ¿Qué debemos esperar el sábado?, un partido abierto no apelando al empate, a pesar que quien lleva la obligación es Olimpia. Esperamos que el Clásico sea Superclásico.
Que sea un partidazo, que no pase ningún incidente lamentable. Abrazo de gol, nos leemos el otro Miércoles.