¡Como dolés Honduras!

Todo hondureño ha soñado con una Honduras mejor, pero, es solo un sueño, han llegado gobernantes de todos los partidos, de todos los colores, lo único que encontramos al final de cada 4 años, es que la situación es cada vez peor.

Nos roban, y no pasa nada; nos insultan y no pasa nada; buscan dinero ilegal y rápido, y no pasa nada; se cruzan un semáforo en rojo, y no pasa nada. Estamos en uno de los países con más leyes, el problema se origina en que no se aplica y cuando se aplica, se hace para unos cuantos. El que roba gallinas pasa 30 años en la carcel; el que roba millones es idolatrado y puesto a descansar en su casa o en el Batallón con trato VIP.

La desigualdad nos abruma, nadie vela por nadie; todos los que prometen soluciones desvían la atención en temas menos importantes y a la larga, jamás hicieron nada.

El sueño de una Honduras mejor se ve cada más lejos, vemos llover la vida misma, reflejándonos en la sangre que corre a montones en las calles de nuestro país, dejando heridas y cicatrices de batallas que no existen, inocentes de lo prohibido, el temor y el miedo nos agobia, aquí nadie es más que nadie.

Se derrocha la energía en cosas improductivas, en peleas a muerte por seguir una camiseta de futbol distinta, peleas por creer en otra cosa que no sea Dios, por pertenecer a un partido político o profesar una ideología; en lugar de discutir y debatir a la altura, se trata de imponer y si la opinión es distinta la fidelidad a los valores morales se vuelve inexistente. Cada quien es libre de creer, hacer y practicar lo que quiera, siempre y cuando esté dentro del respeto y la convivencia como sociedad.

La tolerancia, la igualdad, la fraternidad y la justicia debería ser la práctica diaria de los habitantes de estas Honduras. Que pensándolo bien, hasta el nombre debería ser cambiado. Digo Honduras y lo primero que se me viene a la mente es un agujero inmenso, profundo, oscuro e imposible de salir a la superficie.

Honduras, duele, se sufre y no se aprende, porque cada día son más los hermanos que caen como polvo, abatidos. La actitud debe cambiar, el amor al prójimo debe ser profesado y practicado en cada instante.

Honduras está de luto, todos los días caen compatriotas, anoche le tocó a una figura reconocida, a un futbolista con toda la vida por delante. Lo menos que podemos hacer es no vender su sangre publicando la imagen de cómo quedó asesinado.

El respeto a los dolientes debe ser prioridad en este tipo de casos.

Gracias Peralta, me quedo con el recuerdo de cómo anulaste a Neymar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, realmente en ese torneo merecimos más.

¡Qué el color de las camisetas no nos separe, que la pasión por el fútbol, nos una!

Descansá en Paz Arnold Favian!