Hola amigos y amigas de RadioHouse.hn, qué semana pasó recién. Mejor dicho, qué final de ida pasó recién. Inesperado realmente, seis goles en 90 minutos de fútbol apasionantes, electrizantes, para ambos extremos. El aficionado neutral seguramente vivió un fantástico momento. Como leí por ahí “Esa Final no parecía de fútbol Hondureño”, que por cierto no estoy de acuerdo pero se entiende el comentario. Ida y vuelta con un gran honor de por medio. Ahora entrando en materia de planteamiento táctico y desarrollo del juego fue claro que el vencedor fue Honduras Progreso aunque esto no fuese reflejado en el marcador.
Hay aspectos futbolísticos en momentos claves que suelen revertir o invertir caminos. La expulsión tempranera de Delgado condicionó el partido sin ninguna duda. Obligó a Honduras del Progreso a replantear a qué jugar. El marco espléndido creado en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, su condición de visitante, jugar por primera vez una final del fútbol grande de Honduras, todo eso, agregado a tener que jugar con un hombre menos gran parte del partido hace que lo que hizo el Honduras del Progreso sea una proeza, a pesar de sus vicisitudes anotar tres goles y no sólo eso, reponerse del marcador adverso en dos ocasiones logrando sacar un hermoso resultado para los Progreseños, un saldo de 3-3 pero no cabe duda que en sus corazones resuena a una victoria honda y sin complejos.
Motagua fue un reflejo puro y constante de inestabilidad. No creo que el juego haya sido malo como se destacó en muchos medios, Motagua fue regular, fue regular porque así se lo permitió Honduras del Progreso, fue regular porque la zaga defensiva daba una cal y otra de arena, fue regular porque en el mediocampo hizo falta un mariscal que se adelante en los pensamientos de las jugadas para crear una jugada anticipada quitando el balón o en su defecto metiendo pierna fuerte con el objetivo de hurtarle el balón a los contrarios, fue regular porque los laterales no funcionaron como tal. Crisanto y Elvir flotaron en sus bandas procurando lazar centros cada vez que más imprecisos que el anterior. Donde no fue regular pero por supuesto si fue efectivo fue en delantera, en uno de los puntos más favorables de Motagua en el torneo, en especial ambos rematadores titulares: Eddie Hernández e Israel Silva fueron dos fuerzas potenciales arriba, entendiendo la final como tal, la final, el partido más importante de todos.
Por ahora son todas palabras, que Honduras Progreso es local, que Motagua es un grande de Honduras, que vuelve Diego, que vuelve Mayorquín, todo… todo eso son puras palabras, constantes y sonantes que hacer calentar la previa de un partido que no necesita condimentos extras para ser el platillo más hermoso del fútbol.
¿Veremos un fútbol abierto?, ¿Ida y vuelta?, que se supere al partido de ida y que gane el mejor porque en definitiva los que amamos el fútbol siempre queremos que gane el fútbol. Que sea la catorce o la primera, pero que sea.
Abrazo de gol y nos leemos hasta el otro miércoles, ya con nuevo Campeón.