Los índices de criminalidad bajarán considerablemente luego de la captura de doña RAMONA ESMERALDA RÁPALO de 49 años.
Ella…
NO saqueó el Seguro Social.
NO trafica con drogas.
NO es marera.
NO roba carros.
NO dejó el Trans a medias.
NO salió del Banco Central con una carretilla con 40 millones de lempiras.
NO se quedó con el dinero de la Cuarta Urna.
Ella…
Hizo algo peor…
¡Agarró a pedradas la casa de su hermana!
Por esa razón, agentes de la Policía Nacional capturaron a dona Ramona luego que Aracely, su hermana, la denunciara de “bañarle” la casa a turuncazos.
Entonces, la poli montó una pequeña versión de la OPERACIÓN AVALANCHA y la capturó en la comunidad de La Huerta, Trinidad, Santa Bárbara.
Doña Ramona asegura que también es su casa, pues sus padres se las dejaron como herencia, y que su hermana se apropió de ella.
En un arranque de enojo, fue a la casa y con la precisión de Mariano Rivera empezó a tirar piedras.
Esa es su versión.
“Es una injusticia que mi hermana no quiera compartir la casa, porque también es mía”, dijo a los medios, mientras era presentada como una peligrosa delincuente.
Según la nota periodística de LA PRENSA, doña Ramona “Fue conducida a una celda y en las próximas horas podría ser enviada al Juzgado de Paz de ese departamento donde un juez”.
Que nadie me mal entiendan. Tampoco es que estoy incitando a que solucionemos nuestras diferencias o problemas a pedradas.
Pero, ¿Hacer un show de esto? ¡Vamos!
Lo que me llama la atención es la rapidez con la que la “justicia” le cae encima a los más pobres, pero de los casos más importantes (como el de BERTHA CÁCERES), poco o nada se sabe y van pasando los días y la sensación que todos tenemos es que cuando presenten a los “culpables” serán personas que nada tuvieron que ver con el asesinato de la luchadora lenca.
Desde que era un niño he escuchado historias de hondureños que fueron encarcelados por robarse una gallina, un pedazo de pan o por vender loras.
“Robar es robar”, dirán algunos.
Yo pienso lo contrario, y que no es lo mismo, por ejemplo, lanzarle piedras a una casa que entrar a una para asesinar a una mujer que se opuso a poderosos grupos económicos de este país.
Cruzo los dedos para que más temprano que tarde pueda leer que los verdaderos asesinos de Bertha Cáceres fueron capturados, y que doña Ramona está en libertad, feliz y sin rencores, mientras comparte la casa con su hermana.