Hoy, en una estúpida carrera por ganar likes, los medios hondureños, a la falta de buenos redactores -y por consiguiente de buenas entrevistas y reportajes-, recurren a distintas maneras de llegarles a sus lectores.
A mi edad, difícilmente me sorprenden la estupideces a la que recurren los “periodistas” para llamar la atención.
No veo canales donde pasan cadávares, y cuando lo hago, allí sí me sorprendo, me asusto y me indignp por los límites sin límites, donde lo más normal es ver que entrevisten a alguien con un cuchillo clavado en la cabeza.
Pero cuando un medio serio recurre al chismorreo y se mete irrespetuosamente en la vida privada de las personas, no solo me preocupo, sino que llego a un estado de asco periodístico.
¡Esto no puede ser!
Parece que los ascensos y los aumentos, los viajes y los reconocimientos, son para aquellos que usan la lengua en lugar del cerebro, y los dedos para hurgar en la intimidad de los demás y no para darles a las teclas de las computadoras.
¿Qué sentiría un gerente, un director, un editor o un periodista si su vida privada empieza a ser exhibida públicamente a través de las redes sociales?
¿O es que tienen vidas perfectas y al tercer día de moris subirán al cielo?
Engañar al lector con títulos falsos para llamar su atención es lo más normal de editores-fariseos que se dan golpes en el pecho cuando hablan de la construcción de un mejor país, pero son incapaces siquiera de construir ellos mismos una buena nota en la que no haya mentiras o especulación.
Como en Honduras no hay cultura por la buena lectura, notas como un pleito de pareja como el de Carol Cabrera y Dennis Ortega, su ex esposo, son los “platillos” que se le sirven en la mesa a los lectores para idiotizarlos y arrancarles un like o un comentario barato que -esta ya es una batalla perdida-, está llena de errores ortográficos.
Gracias a una “brillante” investigación periodística, el medio no solo contó el pleito entre Cabrera y Ortega, sino que publicó las conversaciones de WhatsApp.
¡Bravo!
¡Bravísimo!
Otro medio (Tiempo), publicó hace unos días una nota que más o menos decía lo siguiente: “Dan a conocer fotografías desnuda que SUPUESTAMENTE son de periodista hondureña”.
SUPUESTAMENTE.
¿Qué seguirá más adelante? Montajes de personajes y primicias de “Supuestamente murió Fidel”, “Supuestamente ganó el Barcelona”, “Supuestamente Óscar Flores consume cocaína”, “Supuestamente”, “Supuestamente”, “Supuestamente”…
A los periodistas jóvenes -y a los no tan jóvenes-, va, modestamente, un par de consejos:
Lean, lean, lean. Decía García Márquez que el loro aprende a hablar cuando está joven y no cuando está viejo.
Vayan al teatro y a las exhibiciones de pintura.
Escuchen buena música.
Cultiven el hábito por el buen cine.
Y leánles a sus hijos, de vez en cuando, la fábula del PASTOR MENTIROSO y la historia de PINOCHO.
Yo lo hago, y creo que de algo me ha servido.