Mañana, a las diez de la noche, cuando el partido entre Honduras y El Salvador haya terminado, la vida de millones de personas de ambos países seguirá igual.
Todo, todo seguirá igual.
Habrá pasado día y medio desde que el galón de combustible subió diecinueve centavos de dólar en El Salvador y dos lempiras con doce centavos en Honduras.
El motorista Luis Alberto Rubí Mcliber tendrá un día de haber sido asesinado por sicarios en la terminal de buses de San Pedro Sula, y la ruta 236, que cubre Santa Ana y Frontera de San Cristóbal en El Salvador, seguirá en paro por amenazas de pandillas.
Los vecinos de San Salvador, Tegucigalpa y San Pedro Sula continuarán con el dudoso “privilegio” de vivir en tres de las ciudades más violentas del mundo, y por eso les harán a sus familiares las mismas recomendaciones al salir de casa: “No te pongás a hablar por celular en la calle, que es peligroso”; “Me avisás cuando llegués”; “Trata de no regresar tan tarde”; “Fijate bien dónde dejás parqueado tu carro”…
Y terminarán con frases que son entendibles en los dos países: “Es que ahora hay que andar aguja”; “Es mejor parar bien las antenas”; “Ya sabés, ojo al Cristo”…
La vida de los pobres seguirá igual. Ni mejor ni peor. Simplemente igual. Con deudas, pero sin trabajo. Con media docena de hijos, pero sin nada que darles de comer.
Durante el día toserán por el polvo que entra a sus casas; por las noches temblarán por el viento frío que se cuela entre las rendijas de las paredes hechas de madera, latas, plástico y cartón.
La nota roja seguirá como la estrella de los periódicos. Solo cambian el nombre de los lugares, el número de víctimas y de curiosos, el motivo del asesinato y los responsables de enlutar a un nuevo hogar.
LA PRENSA GRÁFICA: “Un joven fue asesinado anoche frente al pasaje 3 de la colonia Guadalupe, en la 12 avenida norte, en Soyapango. Según la Policía Nacional Civil, el joven ronda los 20 años. Agentes de esa corporación recibieron la denuncia de disparos en la zona.
EL HERALDO: “El hijo de Ramón Bertetty, uno de los implicados en el desfalco del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), murió la noche del domingo a consecuencia de un enfrentamiento con la Policía. El joven fue identificado como Juan Ramón Bertetty Rodríguez, de 27 años de edad, y las autoridades sostuvieron que se dedicaba a cometer asaltos y robos”.
EL DIARIO DE HOY: “Los centros de salud pública del país contabilizaron 128 casos pacientes que presentaban un cuadro clínico sospechoso de dengue”.
LA TRIBUNA: “Las autoridades de la secretaría de Salud, informaron este lunes que se registraron 26 nuevos casos de zika durante Semana Santa en Honduras”.
Mientras tanto, en la colonia Las Torres de Tegucigalpa, verán el partido con el temor a las represalias de la pandilla que les dio 24 horas para salir de sus casas, y en El Salvador, ya nadie sabe si creer o no en el ofrecimiento de tregua de las maras.
El grito de goooooolllllll no puede apagar los alaridos de dolor de los familiares de las víctimas de la violencia.
Este juego no es una “guerra” o de “vida o muerte”.
Es un juego, nada más.
La verdadera GUERRA -y esa sí es de VIDA O MUERTE-, la libran día a día dos pueblos hermanos que, durante 90 minutos, quieren meterse en el televisor para olvidarse de la trágica realidad que los rodea.
Porque allí es donde hondureños y salvadoreños de verdad se la juegan…