¿Aquí solo matan a los que andan en cosas malas?

Hace dos días recibí una llamada de BAC-Credomatic para ofrecerme un seguro de vida. A los tres minutos me empezó a ganar la desesperación, pues la muchacha no paraba de hablar. Pero seguí escuchando.

Al final, luego de aceptar el seguro, me informó que me iba a transferir a su supervisora, para que ella me diera la bienvenida.

Ya iban cinco minutos y me sentía al borde.

Después de las típicas frases zalameras, me dijo: “Como nos gusta ser transparentes, quiero informarle que este seguro no abarca ciertas actividades, como la práctica de deportes extremos, ingerir alcohol o consumir drogas, o, Dios no lo permita, que lo maten”.

“No practico deportes extremos, tampoco consumo drogas, tomo alcohol con moderación… Lo que no me parece es que me diga que no me abarca el seguro si me matan y acá hay muchas posibilidades que a uno lo maten”, le respondí.

Iba a decirle más, pero no me dejó hablar.

“Lo que pasa, señor Flores, es que solo a la gente que anda en cosas malas la matan, ¿verdad? Y como no es su caso… ¿Está de acuerdo conmigo?”, me preguntó con fingida dulzura.

Y allí arrancamos un mini debate telefónico.

 

-No, no estoy de acuerdo.

-¿Por qué no?.

-Porque no solo a la gente que anda en malas cosas la pueden matar y…

-Lo que ocurre, señor Flores -me interrumpió otra vez.

-Permítame, déjeme que termine.

-Disculpe.

-Después de colgar con usted me pueden matar en la esquina por robarme el celular. O por llevarme el carro. O si me ven en un cajero…

-Mmmm -me dice con dudas.

-Ajá -le digo-, ¿y si alguien hace un disparo al aire y me da a mí? ¡Aquí medio mundo anda pistola!

-En ese caso tampoco le aplica.

 

Ya van casi diez minutos. No sé qué me fastidia más: que se tomen tanto tiempo para convencerme de que tome el seguro, o la ignorancia del análisis de la muchacha del call center.

¿A Berta Cáceres la asesinaron porque andaba en cosas malas o porque se enfrentó a los malos?

¿Y las mujeres anónimas que aparecen muertas en los matorrales?

¿El hijo de la rectora?

¿Los conductores de buses?

¿Los taxistas?

¿Y los dueños de pequeños negocios?

¿Todos ellos andaban en “cosas malas”?

 

Al final le tiré el discurso: “¿En qué mundo vive usted? ¿No ve las noticias? ¿Nunca se detiene a ver las portadas de los periódicos?”.

Ella no pierde la calma, y se despide con un “bendiciones” que no me convence del todo.

Acabo de aceptar un seguro… pero no me siento tan seguro.

 

Foto: DIARIO LA PRENSA