Kevin y el delito-pecado de ser POBRE

No sé si Kevin Solórzano realmente asesinó al ex fiscal Edwin Eguigure en la mañana del 11 de noviembre de 2014.

Será un juez el que determinará si Kevin es culpable o inocente.

Yo quiero referirme a otro asunto: a las pruebas que presenta la Fiscalía.

Pruebas a las que llaman “contundentes”.

Una de ellas -aseguran-, es el vaciado del celular de Kevin.

Pero la segunda es, me van a perdonar, UNA REVERENDA PENDEJADA.

Según ellos -los fiscales-, Kevin es asesino porque es pobre, y por eso aceptó el encargo de liquidar al ex fiscal. Una vez que disparó y acertó, ¡Bam!, recibió su dinero.

Gracias a esa hipótesis de los fiscales, puedo llegar a la conclusión que Kevin, entre otras cosas, es culpable de:

Vender a Jesús por treinta monedas. Negarlo tres veces. Abrirle el costado con una lanza. De lavarse las manos. Y de crucificarlo.

Después de todo, Kevin… ¡ES POBRE!

Kevin también lanzó la bomba sobre Hiroshima, hundió al Titanic, derrumbó las Torres Gemelas (porque además tiene pinta de talibán), realizó los atentados de París, saqueó el Seguro Social y salió del Banco Central con una carretilla hasta la pata con cuarenta millones de lempiras, asesinó a Kennedy y dio el golpe de Estado de 2009.

No olviden que es POBRE, y eso, acá en Honduras, es un delito.

A partir de hoy, todos los amigos POBRES que tengo serán los sospechosos del próximo asesinato que ocurra en Honduras.

Aníbal (jardinero), don Dionisio (paletero), Aplícano (el vigilante que conozco desde 1988), El Mudito, los cheles de la aldea El Cimarrón, Rigo y Miguel (albañiles) y todos aquellos con los que jugué en los tierreros de las cuatro canchas de Los Ángeles: el Sapo, ET, Polo, El Pájaro…

También Ismael, el conductor del 214, El Vagabundo, que cubría la ruta Villa Adela-San Miguel.

Y los “pata chorreadas” y los que usan dientes de oro, y los que gritan “Pasaje en mano, súbale, súbale”, los taxistas, los desempleados, las putas…

Y Roberto Sosa, por escribir el poema LOS POBRES.

La pobreza será considerada, desde este momento, un delito y un pecado.

¿De qué se le acusa? -preguntarán ahora en los juzgados. Y la respuesta será: ¡De ser POBRE!

Señor juez -agregará la parte acusadora-, este sujeto vive en la Flor del Campo, viaja en bus, toma guaro… ¡Y es POBRE!

Y el juez responderá: “No siga más… ¡Suficiente! ¡Si es POBRE significa que es asesino!

Como Kevin.

No sé si Kevin Solórzano es inocente o no de la muerte del ex fiscal Edwin Eguigure en la mañana del 11 de noviembre de 2014.

Lo que sí puedo decir, sin temor a equivocarme, es que ese argumento de que es asesino porque es POBRE es realmente para morirse ya sea de la risa o de la cólera.

POBRE Kevin.

POBREZA la de la parte acusadora.

POBRES de nosotros.

Y POBRES de millones de hondureños que viven en la POBREZA, porque eso los convierte en los sospechosos de los asesinatos que ocurran en Honduras…