Mírenles las caras a estos dos hombres. ¿No estamos ante la presencia de “DOS DELINCUENTES DE ALTA PELIGROSIDAD”?
¿No dormirá usted hoy más tranquilo y caminará por las calles de Honduras feliz y sonriente sabiendo que José Socorro Lazo Acosta y Andrés Francisco Martínez será enviados a la cárcel?
La misma historia de siempre…
Robe usted en el Seguro Social y sus fotografías saldrán en las revistas y secciones dedicadas a la alta sociedad. Recomendación: inyéctese botox o pídale al cirujano que le ponga parte de la nalga en la frente para que no se le noten las arrugas y así se vea más piquetero.
Pero agarre un pedazo de pan de una vitrina, orine en la calle o trate de vender un tucán, y la ley será impecable con usted y lo exhibirá frente a los medios de comunicación.
A ver.
Cierto: el tucán es una especie protegida, porqué está en peligro de extinción. Hay que cuidarlo.
Pero -vaya pregunta tonta e ingenua-: ¿Por qué será que la “justicia” hondureña es tan veloz y efectiva con los “patas chorreadas” y con aquellos ladrones de altos vuelos (el del IHSS es solo un ejemplo, porque si menciono todos no termino hoy y no he desayunado), no solo va un cobarde ritmo de tortuga, sino que da pasos hacia atrás, como el canecho?
LOS HECHOS
El domingo, la autoridad capturó en la Gran Terminal de Buses de San Pedro Sula, en un operativo de rutina, a José Socorro Lazo Acosta y Andrés Francisco Martínez.
Ambos no solo iban “bien a pichinga”, sino que en una mochila llevaban a un tucán. Obviamente, iban a venderlo con la idea de hacerse unos pesitos.
Como corresponde, ambos serán presentados a los juzgados correspondientes por delitos contra el ambiente.
Allí, con toda seguridad, un juez con poses de gran personaje, les hablará del respeto a la ley y con dedo acusador les preguntará en qué diablos estaban pensando para meterse a cometer semejante delito que pone en riesgo el ecosistema, el mediambiente, el calentamiento global, las especies protegidas y el hábitat del pingüino rosado y los pobres no sabrán de qué carajos les están hablando.
Porque para ellos, el tucán no es un tucán, sino solo un pajarito más, solo que más bonito que el zanate.
El juez les preguntará:
¿Acaso no saben ustedes que el Ramphastidae es una especie protegida?
(El juez, al igual que yo, buscó el nombre científico del tucán para apantallar y para darse aires de sabelotodo).
Los fiscales del Ambiente, también estoy seguro, se jactarán de poner en prisión a LA PELIGROSA BANDA DEL TUCÁN.
Si por mí fuera, que los dejen libres ya, porque José Socorro y Andrés Francisco son inofensivos y actuaron, estoy seguro por ignorancia. ¿Qué opciones les quedan a estos dos humildes hondureños para comer? ¿Extorsionar? ¿Secuestrar?
“La ignorancia no es excusa”, dirán algunos. “La ley es la ley”.
Y yo les digo: “La ley en Honduras solo sirve como papel higiénico”.
Empecemos por los de arriba, con los que se huevean millones que estaban destinados para comprar los medicamentos de los pobres, para pavimentar carreteras (no sería necesario que nos atraquen con el pillaje, perdón, peaje), para construir viviendas y escuelas.
Yo no sé ustedes, pero hoy dormiré con el portón, las ventanas y la puertas abiertas. Después de todo, LA PELIGROSA BANDA DEL TUCÁN ha sido desarticulada…