¿Cuántos ovarios tiene María Luisa Borjas?

En un país en el que aquellos que llevan puestos los pantalones callan cobardemente, una mujer, María Luisa Borjas, llama las cosas por su nombres y apellidos a pesar de que sabe que le sobran enemigos que quieren meterle una bala en la cabeza.

Lo primero que uno piensa cuando la escucha hablar es de dónde sacó tanto valor esta ex comisionado de la Policía de Honduras para denunciar a oficiales con el cuerpo metido hasta la cintura en la mierda de la corrupción, el sicariato, el secuestro y el narcotráfico.

Y luego, después de una larga reflexión, la pregunta es: ¿Cuántos ovarios tiene María Luisa Borjas?

¿Dos? ¿Cuatro? ¿Media docena? ¿O la mandó Dios a la tierra con la docena completa?

Mientras sectores con el poder de estremecer a la conciencia nacional -como las iglesias-, hablan tímidamente de la depuración policial y sin meter el dedo en la llaga, Borjas, sin perder la calma y con pausa, dice cosas como “Yo no puedo confiar en una Comisión de Depuración si en ella está Vilma Morales, quien absolvió de los cargos de asesinato a Juan Carlos TIGRE Bonilla”.

Borjas, ex directora de Asuntos Internos de la Policía, dice que no puede entregar todas las pruebas que posee sobre la corrupción en esa institución, porque simple y sencillamente “Esta Comisión de Depuración  no goza para nada de mi confianza; la voy a clasificar y la información se la pienso dar a un ente en el cual pueda tener confianza y ese es la Maccih”.

Además, Borjas, cada vez que tiene la oportunidad, acusa, entre otros, a los ex ministros Óscar Álvarez y Arturo Corrales.

Cada semana, Borjas mata a uno o varios Tigres, pero no le tiene miedo al cuero, así que si le toca alzar la voz lo hace, tal y como lo demuestra esta Carta a la Comisión Especial para el Proceso y Transformación de la Policía Nacional:

“Considerando mi condición de seguridad personal y familiar, la invitación deberá de ser de forma privada y no de conocimiento público como lo han hecho en esta ocasión, así mismo mi traslado y seguridad personal deberá de estar a cargo de esa Comisión Especial”, dice.

Honduras necesita más mujeres -y, definitivamente, más hombres-, como María Luisa Borjas, una voz que clama en el desierto armada únicamente de su valor.

Por eso no fue de extrañar que se convirtiera en la primera en denunciar la forma en que se está llevando el proceso de depuración.

“Si despachan a oficiales sabiendo que son culpables, es encubrimiento y hasta complicidad. Un proceso de depuración no se basa en sacar a las personas entregándoles sus prestaciones y todos sus derechos”, dijo, con dedo acusador.

Robo de armas; sicariato; asaltos; secuestros y narcotráfico son algunas de las acusaciones que, prueba en mano, les hizo Borjas a varios oficiales de la Policía.

¿Las consecuencias? ¡La despidieron!

Pero eso no la desanima.

Y allí va, firme, con dos, tres, seis, una docena de ovarios, enfrentada a un monstruo de mil cabezas que, curiosamente, se caga del miedo cada vez que esta mujer abre la boca.