Estaba viendo las redes sociales, cuando de repente aparece en mi muro una publicación del noticiero Hoy Mismo. Mostrando un vídeo donde un juez ordena destruir alrededor de 300 camisetas de equipos de fútbol europeo por ser imitación.
¿Dónde demonios tiene la cabeza? Ni siquiera quiero saber cómo se llama el juez. No se puede creer que en un país donde existen cinco millones de pobres la medida tomada fue DESTRUIR LAS CAMISETAS.
¿Será que no sabe que hay más de 1 millón de niños que no tienen que ponerse para cubrirse el cuerpo? Porque las condiciones de vida son extremadamente pobres.
Me conmueve profundamente ver como destruyen a punta de tijeras esas camisetas, que bien pudieron haberse usado para ponerle en la cara de un niño que vive en la pobreza la ilusión de tener una camiseta “maciza” de su equipo favorito. Probablemente no le importaría si es imitación o no.
¿Dónde está la empatía por los demás? ¿Quiénes realmente defienden los intereses de las grandes mayorías? ¿Por qué tenemos que obrar de una manera tan egoísta?
Sé qué dirán que las camisetas entraron posiblemente de contrabando al país, siendo imitaciones la medida que se tomó una vez confiscadas fue destruirlas para que nadie comerciara con ellas. ¿Ya no fue suficiente castigo para el que las puso en el país que le quitaran la mercadería “panda”? Qué le apliquen la ley como se debe para que aprenda.
¿Pero? ¿Por qué tienen que destruir las camisetas? ¡Qué tristeza realmente!
Quizá mi opinión es solo eso, una opinión, escrita con el corazón, pensando que 300 niños y adolescentes pudieron haber tenido una prenda nueva que lucir, quizá la única prenda nueva que hayan tenido en sus vidas.
¡Hay que utilizar más la cabeza para pensar y razonar, no solo para cargar el pelo y ponerse gorras sirve!
¡Lamentable las acciones de nuestro país!